lunes, 23 de junio de 2008

El DeathClock, ese alivio.


Por una parte, me he subido los puños de la camisa y me he puesto, rápidamente, manos a la obra pues tengo bastantes cosas por aprender, gente que conocer y mundos por descubrir. Y de otra parte también he sentido alivio pues se despeja una de las grandes incógnitas de la vida, la de saber cuando deja de ser eso, vida.

Gracias a una herramienta tecnológica, al acceso de todos, puede conocerse el momento en que tendrás la cita única e irrepetible con la dama de la guadaña, es el DeathClock, un reloj tecnológico que predice la fecha de tu muerte. La mía será un día como hoy, dentro de 29 años.

Un gran detalle y un gran lujo. Al fin puedo desprenderme de las preocupaciones de la hipertensión, el colesterol o dolores incomprensibles de cabeza; el mundo me aguantará un buen rato más.

Y desde luego, ya tengo fecha para ponerle a mis promesas, esas que habré de dejar incumplidas, esas que comprometen tu reputación por encima de todas las cosas, esas que no suelen tener sentido pero que calman la conciencia de alguien, esas que se olvidan en el siguiente trago.

Igual de creíble me resulta la cuenta atrás fatídica del Deathclock que la de cualquier otra pitonisa, adivino, visionario. Da igual la fórmula que utilice para refrendar su sentencia. Tanto si tiene un complejo algoritmo de cálculo, tanto si me promete, tanto si me jura, tanto si se golpea el pecho, tanto si escupe al suelo, tanto si se persigna, tanto si apunta al cielo, tanto si me lo pone por escrito ante notario. Es lo mismo; la fiabilidad de una predicción, de una persona, de su palabra, de su compromiso no pasa por ser más que una promesa, confías en ella o no.

El recurso de la promesa es tan enérgico o tan débil como el que la realiza, como el que la espera. No es más, que una vía para fortalecer nuestro deber adquirido y manifestarlo frente al otro explícitamente, ahogando posibles vías de escape a la obligación generada. "Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir" dijo Quevedo.

Prometo que el tiempo que me quede por vivir, lo haré intensamente.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dios que interesante, y también sabes la hora, o sólo el día? Tengo que apuntarme que el día 22 de Junio de.... tengo que llamarte para despedirme aunque no creo que ese dia tengas tú muchas ganas de hablar con nadie¡¡¡¡
Pero bueno 29 años dan para mucho.