miércoles, 29 de octubre de 2008

Reedición de La Guerra de Los Mundos

Mañana, 30 de Octubre, se celebra el día mundial de la radio. Diversas cadenas españolas se han sumado a la iniciativa, y como, el día, conmemora el 70 aniversario de la transmisión de La Guerra de los Mundos, es muy probable que podamos oir, en varias ocasiones el concierto para piano nº 1 en si bemol menor de Tchaikowsky.

10 días han pasado de la visita de Al Gore a Sevilla, donde dijo, que Andalucía, “va a convertirse, 500 años después de que Colón desembarcara en el Nuevo Mundo, en líder mundial de la ciencia y la tecnología”. Es un buen augurio. A ver si somos capaces, en caso que se produzca esa circunstancia, de gestionar mejor la posición privilegiada, y no arrasamos y esquilmamos cultura y riqueza tal como hicieron muchos de nuestros antepasados.

Gore, en Sevilla, describió los efectos mundiales que está causando el cambio climático, con muchos ejemplos. Volvió a hablar del deshielo de las nieves perpetuas, retiro de los glaciares, incremento del nivel del mar, huracanes, tifones y ciclones, inundaciones, sequías. Y apeló a la responsabilidad de cada uno de nosotros para dejarles a nuestros hijos un hogar donde vivir. Los 200 futuros líderes, los capitanes de este, nuevo ejército verde parecieron tienen una dura tarea por delante.

La conferencia de Thomas Kostingen, en Sevilla, insistió en esta línea y nos instó a comprar productos locales sin envasar, a apagar las luces innecesarias y a consumir más verdura y menos carne roja. Con ello, calmaremos nuestro apetito y nuestra conciencia. Pero los polos se seguirán derritiendo.

Juan Verde, director del proyecto en España, advirtió que “si todo sigue igual, dentro de 15 años, será inviable que la costa del sur de España sea un destino turístico como lo es hoy”. Quizás debería haber añadido que, este hecho, puede ser motivado porque los tourperadores internacionales opten por otros destinos, también muy atractivos, en el momento en el que superen los conflictos bélicos que, lamentablemente ahora los azotan.

Rajendra Pachauri, lanzó, quizás el mensaje más comprometido y contundente, pues reclamó políticas públicas que incentiven y promuevan tecnologías verdes, y que, éstas, sean luego transferidas a sociedades en desarrollo para que puedan elevar sus condiciones de vida a unos costos mínimos y sustentables. Es lo más sensato, no vaya a ser que, por apelar al Cambio Climático, algunos gobiernos apliquen políticas que impidan el crecimiento y desarrollo de países, con riquezas naturales importantes pero con escaso peso mundial.

Las voces de advertencia, para los que reclaman, que este movimiento se está convirtiendo en una ideología mundial, son cada vez más acusadas. Václav Klaus, formado en las mejores universidades europeas y norteamericanas, reclama que no es de recibo, que los ciudadanos occidentales sean continuamente bombardeados con imágenes y noticias sobre el deshielo, viendo caer los grandes bloques del Perito Moreno, o animales agonizantes. Noticias que llegan al lado más sensible y que generan un sentimiento de culpa y vergüenza que no nos merecemos. Klaus considera que este catastrofismo, artificialmente alimentado es una pérdida de libertad del ciudadano.

Quizás alguien debiera recordarle a Al Gore, que, cuando se produjo el ataque a Pearl Harbor, el director de la cadena, no permitió que Orson Welles diera la noticia porque “la gente creerá creerá que estás repitiendo el truco de los marcianos

1 comentario:

Mon dijo...

No seré yo quien cuestione la aportación de Al Gore a la conciencia mundial por un futuro sostenible, pero quizás el personaje no es el mejor ejemplo. Y, sin saber si la leyenda urbana de sus minas,sus negocios privados o su avión privado son más o menos consecuentes con lo que predica, ni el utilizar dinero de todos nosotros para pagar sus costosísimas conferencias ni su actuación cuando fue vicepresidente me parecen un buen augurio sobre su compromiso, incluso su honestidad. Prefiero a otras figuras, quizás menos mediáticas pero si con opiniones más fundadas (incluso estudios más rigurosos) que al show-business de Gore.