domingo, 18 de enero de 2009

Líderes de opinión

Ha sido el argumento, e hilo conductor de teorías sociológicas: Los momentos convulsos, originan tensiones, que provocan reacciones más o menos violentas, las cuales desembocan en cambios, directamente proporcionales a las tensiones generadas. Se producen desequilibrios en las estructuras de poder, algunos se refuerzan, otros, llegan a morir matando.

Uno de los poderes del estado, dice que, unilateralmente, puede dejar de ejercer sus funciones. Si dicho argumento es válido, también podrían hacerlo el resto. Así, si el poder judicial puede declararse en huelga, con razones bastante comprensibles, también pueden hacerlo otros agentes. Sería loable, en ese escenario, que los políticos no hiciesen declaraciones (huelga de lengua caída), como protesta por las críticas recibidas por los periodistas. Y los contribuyentes, pueden dejar de pagar sus impuestos, y dejar de contribuir al sostenimiento del Estado (huelga de bolsillos caídos), como reproche ante la bajada de la calidad de los servicios públicos. Podríamos asistir a una disolución del modelo de nación tal como ahora lo concebimos.

Asistiremos, en los próximos meses, a una lucha por atraer la opinión de colectivos desubicados por una situación atípica, cambiante, de futuro incierto. Unos pocos, intentarán utilizar a muchos, para lograr sus propios objetivos. Ha ocurrido muchas veces en la historia.

Ya se están observando algunos movimientos de estas características: sindicatos y partidos políticos en la oposición, pretenden liderar la causa de los trabajadores en paro. El colectivo, que, si se organizase, podría ser el más poderoso en estos momentos. Jueces, sindicatos, partidos, deberían decir claro, si pretenden derrocar al gobierno, o bien, proyectan derrumbar el sistema.

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