miércoles, 18 de febrero de 2009

Jueces de Carnaval

Si les sale bien la jugada, y, lo cierto es que, gente muy sesuda ha trabajado duramente para que salga bien; la de hoy, es una jornada histórica. Que un poder del estado, pueda ejercer el derecho, por otro lado constitucional, de la huelga, para reivindicar carencias y deficiencias, en el sistema que ellos mismos definen, integran y ejecutan es un hito.

Pocos discuten ya, la evidencia de la falta de medios y las necesidades de personal, infraestructuras y presupuesto, para lograr un modelo de gestión de la justicia ágil y operativo. Pero no se trata de eso, en realidad, se trata de un acto de rebeldía, de unos grupos de señores, hacia un modelo del que son, quizás, el brazo armado más poderoso, tal como tenemos definido nuestro marco jurídico.

Esos señores, son, por lo general, chicos que, recién acabada su licenciatura de derecho, sin tener muy claro qué hacer en la vida, y sin que la necesidad económica les apremie, deciden opositar a un concurso, el de jueces y fiscales, porque suele convocarse todos los años con bastantes plazas, y que, por tanto es más fácil que ser notario o astronauta.

Tras largos meses de enclaustramiento, demuestran, ante un tribunal, su capacidad memorística. Pero nada más. Tenemos, un resquicio cruel en el modelo. Al candidato a juez, nadie le pregunta si es demócrata, si es creyente, si es autoritario, si es déspota, si conoce la realidad social sobre la que el va a jugar un papel crucial e inapelable. Lo único que se valora es el recital de artículos que, cual papagayo, es capaz de canturrearle al tribunal. A continuación, la vida y el futuro de mucha gente se les deja a su albedrío, pues demostrado, también está, que la interpretación de las leyes es Castilla.

En el día de hoy, atenderán: las bodas, ya concertadas, las defunciones, éstas no pidieron cita, y las cuestiones urgentes. Habrá que buscar al juez de guardia para que decida lo que es urgente y lo que no.

Resulta necesario debatir y plantearse el modelo de carrera judicial, la composición y nombramiento de los órganos decisorios judiciales, el papel en el estado del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo; pero sobre todo, es obligatorio cuestionarse la aptitud de ciertos señores para ocupar la titularidad de un juzgado. Espero que hoy sea un día de inflexión, y se evidencie en manos de quien estamos.

2 comentarios:

NoEsPaTanto dijo...

Como leguleya que soy tengo algo que decir sobre el tema:
La verdad es que la oposición para esas plazas son de 5 años más o menos, y es verdad que te dejan tarado mentalmente y que la mayoría de los que conozco que las han conseguido no son personas brillantes, sólo loros trabajadores.
La otra verdad es que sé de buena mano que tras ese esfuerzo para conseguirlo, se vuelven unos vagos tremendos que se jactan de tabajar un día o dos a la semana...
Por no hablar del os funcionarios que trabajan para ellos son de lo peor...vagos e incompetentes, porque hay que decir que es un gran trabajo estar al día de todas las leyes que cambian cada tres días para poder informar al ciudadano y para saber ellos cómo actuar...
En fin, que no son puestos para dar de por vida a nadie, sino que debería existir el despido para que se lo curren y se lo tomen más en serio. Se supone que con la nueva ley esto cambiaría, pero vamos, que todos sabemos que no es así, y quedará, como la ley del tabaco, en el olvido y el pitorreo nacional
A riesgo de parecer muy bruta, lo dejo escrito, porque como ya digo, no es algo que desconozca

Anónimo dijo...

Pues yo opino que la función pública en puestos como ese, debe existir. Otra cosa es el desarrollo actual. Tenemos administraciones como la Agencia Triubutaria, que independientemente de que nos guste más o menos la legislación que aplique, el funcionamiento para mi es de lo mejorcito. Salvando las diferencias de su cometido y las particularidades del desarrollo de sus funciones, creo que podrían copiar ciertas cosas. Las oposiciones a inspector (o subinspector)también deja algo tarados a los que las consiguen (por no hablar de los que no) y ahí están...

El problemas es que para unos, la eficiencia supone mayor y más pronta recaudación, y lo otro parece tratado como un centro de coste, pero para eso elegimos a los políticos... pero como en España la mayoría vota como si de un Betis-Sevilla se tratase, así nos va...bueno, eso lo dejamos para otro momento.

Álvaro Granvega