Carbón
Según datos del Fondo Monetario Internacional, en las crisis de los últimos 21 años de los 24 países más industrializados del mundo, en las que se ha combinado crisis financiera y del sector de la construcción, el período de recesión ha tenido un promedio de cuatro años y medio.
Lejos de mensajes más o menos optimistas o pesimistas, políticamente interesados, es necesario asumir que podemos, de nuevo, ser parte del problema o parte de la solución. Para ser parte de la solución, la clase dirigente tiene que, entre otras cosas actuar sobre la economía, estabilizando el sistema financiero, impulsando la demanda mediante la inversión pública, transformando el sistema productivo para redistribuir los recursos enterrados en el sector inmobiliario y mejorando la productividad de las micropymes, gran motor de nuestra economía.
Hay algunos deslices, descuidos en el mejor de los casos que conviene recordar: las ayudas pueden favorecer la ley de Gresham, J.M. Keynes escribió su teoría para situaciones como esta, no es lo mismo gasto público que inversión pública, el mantenimiento de la fiscalidad sobre las rentas del trabajo retrae el consumo.
En relación a la configuración
del sistema productivo, el gobierno, quizás lastrando mucha inercia histórica sigue anclado en un modelo industrial de postguerra, pues de los 2.700 millones de euros que destina a política industrial, 1.000 millones son destinados al carbón, y 800 millones a los sectores textil, construcción naval, calzado, curtidos, marroquinería, muebles y juguetes.
Mientras no se inviertan las políticas industriales, seguirá siendo baladí hablar de la competitividad del país.
Lejos de mensajes más o menos optimistas o pesimistas, políticamente interesados, es necesario asumir que podemos, de nuevo, ser parte del problema o parte de la solución. Para ser parte de la solución, la clase dirigente tiene que, entre otras cosas actuar sobre la economía, estabilizando el sistema financiero, impulsando la demanda mediante la inversión pública, transformando el sistema productivo para redistribuir los recursos enterrados en el sector inmobiliario y mejorando la productividad de las micropymes, gran motor de nuestra economía.
Hay algunos deslices, descuidos en el mejor de los casos que conviene recordar: las ayudas pueden favorecer la ley de Gresham, J.M. Keynes escribió su teoría para situaciones como esta, no es lo mismo gasto público que inversión pública, el mantenimiento de la fiscalidad sobre las rentas del trabajo retrae el consumo.
En relación a la configuración

Mientras no se inviertan las políticas industriales, seguirá siendo baladí hablar de la competitividad del país.
Comentarios
Estoy deseando ver en que consiste eso del "nuevo modelo de crecimiento", aunque me parece que es otro poco de toreo de salón.
Desgraciadamente, después de tantas mentiras, la credibilidad está bajo mínimos.
Las soluciones ya están escritas por economistas de medio mundo, sólo falta aplicarlas pririzando, con sentido común y algo de imaginación...
Del carbon ni hablamos, jejejeje
Pero la sociedad sabe esperar, el nuevo modelo económico va a llegar y no llegará solo, la sociedad pondrá en marcha nuevas formulas para que su opinión sea tenida en cuenta, aislará a los póliticos y le retirarán su respaldo con bajas participaciones en las convocatorias electorales, no esperaremos a que se den cuenta, asumieros nuestra responsabilidad, a trabajar por el desarrollo.