domingo, 10 de mayo de 2009

Mismo camino

Todos somos iguales y todos diferentes, afortunadamente. Los hombres y las mujeres también son diferentes, y ocupan distintas realidades. Es un hecho que se ha vuelto a poner de manifiesto en un estudio muy interesante llevado a cabo por Montaner y Asociados en Sevilla, denominado “Encuentro masculino femenino plural”, es un proyecto incluido en la Iniciativa Comunitaria Equal. Este proyecto se incluye en el eje IV de la Iniciativa Comunitaria EQUAL y tiene como finalidad luchar contra la segregación vertical en el mercado de trabajo.

Se pone de manifiesto en dicho trabajo que el entorno familiar durante la infancia y juventud de los participantes,hombres y mujeres de gran trayectoria profesional ha sido determinante en su carrera. Las personas que han crecido en familias con un modelo patriarcal tradicional han asumido de manera más natural los roles impuestos por la sociedad, respaldando la familia en los estudios a todos los hombres, pero sin embargo sólo al 70% de las mujeres.

Los hombres demostraron su necesidad de formarse para llegar a puestos importantes por estatus social, por ambición y para asumir adecuadamente en el futuro el rol de cabeza familiar. Sin embargo bastantes de las mujeres participantes se definen a sí mismas como inconformistas, inquietas, rebeldes, luchadoras y con una gran necesidad de aprender. Visto en conjunto, importantes diferencias en el perfil emocional de los hombres y mujeres que llevan adelante las empresas andaluzas.

Mejor que rechazar las diferencias es aprender a tolerarlas, mejor que tolerarlas es aprender a aceptarlas, mejor que aceptarlas es comenzar a valorarlas y apreciarlas, pues en definitiva de eso está hecha la vida, de diferencias. Es la diversidad lo que da a la vida su belleza, su potencia y la posibilidad de renovarse constantemente”. Pablo Buol

Una cuestión de fondo, absolutamente trascendental es común a hombres y mujeres. Todos intentan definir su identidad y dar sentido a su proyecto de vida personal y profesional.

Suerte de que todos tengamos las mismas constantes vitales, de tengamos el mismo camino, “Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación, hay un hombre que redescubre el camino hacia la libertad”. María José Arana

1 comentario:

Anónimo dijo...

Antonio, como siempre enseñas muy bien el pico de la muleta. Este es un tema que da da para muchas horas de conversación. El problema es que no podemos extrapolar nuestra experiencia y opinar para la generalidad, en base a la misma. Aquí sí que hay que bajarse a pie de obra a palpar la realidad. Y en este sentido en el mundo rural, por poner un ejemplo, hay tela que cortar. Hay realidades (en todos los niveles) que claman al cielo. Su principal remedio: la educación y el ejemplo de otros.

No me cuesta reconocer que he cambiado de opinión a este respecto (al menos en muchos matices) y me considero feminista, pues la RAE explica que es un movimiento que busca la igualdad de derechos.

Ahora bien, no somos iguales...ni si quiera entre los del mismo género. Igualdad de derechos, por supuesto, pero sabiendo como es la naturaleza humana es imposible la igualdad real. Sólo para Dios somos iguales (al que así lo crea) y los que tratan de buscar a Dios, así deberían comportarse: tratando a todos como iguales....pero la vida nos enseña que no es lo mismo Ronaldo que aquel tullido, Eisntein que Carlos II, Adriano que Claudio, Madre Teresa de Calcuta que Rockefeller, Marie Curie que Celia Villalobos, Emilio Botín que el pobre de la esquina, Hernán Cortés que Godoy, Juan de Austria que su hermanastro Felipe II: por mucho que queramos no los tratamos (o trataríamos) ni los consideramos igual, siendo nosotros singular y colectivamente los que no aplicamos la igualdad, a todos los niveles. Además ya se sabe; "homo homini lupus"...

En mi opinión el clan, el patriarcado o cualquier organización humana no es mala en sí misma, ni es incompatible con una igualdad de derechos. Conozco muchas familias que en las que se actúa como un patriarcado, y, con sus defectos, no tienen nada que envidiar a cualquier modelo de familia más "moderna"...

Es otra opinión de Álvaro.