jueves, 26 de noviembre de 2009

Fluir

Algunos sistemas y organizaciones funcionan de manera eficiente y coordinada. En ella encuentran sitio algunos que tienen una posíción perfecta. Son los que siempre han encontrado a alguien por encima que asumiera la responsabilidad y alguien por debajo que hiciese el trabajo.
Pero el surfista sabe que cuesta más mantenerse en la ola que subirse a ella, y que en todo caso, nunca será eterna.

"No podemos pretender que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo", Einstein, algunos están encantados con que así sea.

Conviene no olvidar que "las empresas tienen cuentas de resultados, las personas corazón", decía Antonio Herrero. Y, efectivamente, el día que la empresa deje de dar resultados y sea prescindible el puesto e imprescindible el dinero destinado a ese salario, la persona saldrá por la puerta igual que entró.

Es fundamental que cada uno asumamos nuestra parte de responsabilidad, que hagamos lo que esté en nuestra mano para conseguir resultados como vehículo de éxito. Después de un duro temporal, sobre la playa quedaron miles de estrellas de mar. Pasaban dos hombres por la orilla. El primero, se agachaba a cada poco y lanzaba unas cuantas al agua. El segundo le decía que estaba loco, que era inútil, que no podría devolverlas a todas al mar. El primero le contestó : "Acaso crees que las estrellas que ya he devuelto a la mar piensan que estoy loco?". En no pocas ocasiones nos encontramos en nuestro entorno actitudes y respuestas que sólo invitan a zarandear a nuestro interlocutor como vía para que despierte y vuelva a tierra, a la realidad de la lucha diaria. "El perro no puede desperrarse ni el tigre destigrarse, pero el hombre si puede deshumanizarse", nos decía Ortega y Gasset.

Los hitos excepcionales, las obras magnas y únicas son eso, únicas, no todos podemos hacerlas, tenemos que estar en tierra firme y afrontar la vida como viene, "fluir por ella" sentenciaba Mihaly Csikszentmihalyi. Y desterrar el prejuicio y la sentencia en el prólogo de la historia. William George Ward nos ofrece una posible actitud ante el entorno que nos envuelve: "El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grandioso, Antoñito, grandioso.

Amen.

Manolo.