Enormes pulmones hacen falta ahora para llegar a verlos. Por primera vez en su historia, la presa de Alqueva, la más grande de Europa, está a rebosar. Ha aumentado su cota en más de 40 centímetros diarios en los últimos días, y por primera vez ha alcanzado los 152 metros de cota máxima que admite el dique. La central hidroeléctrica está produciendo a pleno rendimiento y los operarios se apuran, trabajando a destajo en días festivos para poner en funcionamiento la ampliación de la central eléctrica. La presa en estos días no alivia agua, alguién decidió poner las turbinas a pleno rendimiento.
Un chapuzón profundo, de más de 150 metros de sima hay que darse para llegar ahora hasta los petroglifos que se encuentran ya en el fondo de esta inmensidad acuosa de un perímetro superior a toda la costa portuguesa. Los petroglifos del molino de Manzánez, pese a su relevancia para los investigadores, reposan en la oscuridad en el fondo.
Algo lejanas quedan ya las actuaciones en contra de la construcción de una presa que ha cambiado la orografía de la región y está modificando la vida y el paisaje de personas, animales y plantas. Mucho ha llovido ya desde entonces, y gracias a que ha llovido, se ha perdido la cuenca del Guadiana en la comarca de Olivenza, miles de hectáreas de la mejor dehesa ibérica están ya inundadas.
Contrastan los recuerdos de la rivera de aquel Guadiana, casi idílicos, aprendidos de la mano amable de los amigos de ADENEX con un rumor suave de fondo, de agua fresca y clara corriendo junto a aquellas piedras cargadas de historia, esos olores y colores intensos de explosión de primavera al pie de aquellas ruinas que en otro tiempo anterior molieron mucho grano, frente a los barcos de recreo atracados junto a la presa mastodóntica, mecidos por el frío invernal de estos días y a las copas de las encinas asomando por encima del agua diciendo esto no puede estar pasándome a mi.
Para poder dimensionar la presa, aclarar que la capacidad máxima de los 81 pantanos que tiene Andalucía es de 10.518 hectómetros cúbicos, los cuales tienen ahora unos 7.492 hectómetros cúbicos de agua embalsada, es decir, en todos los pantanos juntos de Andalucía hay 1,8 veces el agua que tiene Alqueva solo.
Y siguiendo con las similitudes, Andalucía tiene una población aproximada de 8.190.742 habitantes. Todo el Alentejo 777.421 habitantes y la provincia de Badajoz 685.246. Extrapolando los resultados, con algo menos del doble de agua vive 5,6 veces más población de toda una región con motores económicos basados en la agricultura y el turismo.
La región del Alentejo y sus gentes, principal destinataria, teórica beneficiaria de la presa, es una región en la que predominan la dehesa extensiva dedicada a la caza menor y mayor y a la ganadería, además de cultivos extensivos, actividades que requieren escasa mano de obra y no desgasta unos suelos no especialmente productivos de por si. La disponibilidad de agua, pretenden los mandatarios que se convierta en un revulsivo para la región, lo que supondrá con ello nuevos cultivos y nuevas actividades transformadoras e industriales. De eso se aún poco por el Alentejo, una región que en apenas dos años dejará de recibir ayudas europeas de compensación.
Aguas abajo, el Guadiana ha quedado absolutamente encorsetado. A pesar de los muchos litros caídos en las últimas semanas, el cauce no se ha renovado con las supuestas avenidas de agua que reconfiguran el paisaje cada época de lluvias. Es ese tramo, recordemos, el que la Junta de Andalucía quiere ahora convertir en parque natural.
La presa está terminada, hace ya ocho años de eso. Los inconvenientes son numerosos, el empobrecimiento medioambiental, brutal. Los beneficios, la producción asegurada para la central hidroeléctrica gracias a las lluvias.
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