jueves, 25 de marzo de 2010

El pavo y la ardilla

Hace unos días, le escuche a Marcos Uriarte el ejemplo (parábola dirían algunos) del pavo y la ardilla.


Cuando una organización decide acometer un proceso de selección es porque requiere cubrir una necesidad, un ámbito de competencias o habilidades que no tiene suficientemente sólida. El proceso debe iniciarse por la descripción de las competencias a cubrir, definición del resto de características del puesto (horario, retribución, etc) y dirigirse a las fuentes de reclutamiento, comenzando, desde luego, por las propias personas de la plantilla para considerar como primera opción la promoción interna.

Se buscan los candidatos y se selecciona el que, a criterio de los especialistas de selección y línea de mando reúne las condiciones óptimas.

Bien, ya tenemos a la persona en el puesto. En no pocas ocasiones lo que ocurre es que, se contrata a un pavo para un puesto que lo que requiere es moverse de manera muy ágil por las ramas de los árboles. Como el pavo, en principio no tiene esas competencias, a base de mucho esfuerzo por parte de la organización, errores, caídas, numerosos cursos de formación y tiempo, mucho tiempo, el pavo, acaba aprendiendo a subirse a los árboles y manejarse por ellos. Al final de todo el proceso, alguien en algún pasillo, normalmente delante de la máquina de café, le pregunta a un compañero por qué no se contrató a una ardilla para el puesto.
Y no es que el pavo no dispusiese de aptitudes, que no se haya volcado e implicado, ni siquiera se cuestiona su actitud, pero no era lo que la empresa necesitaba. Fruto de la decisión no han sido pocas las discusiones y costes que la empresa se generó gratuitamente. Y el final, para muchas de estas personas es la salida de la organización y no pocas frustraciones personales y profesionales. La empresa acaba despidiendo por su talante a aquel que supuestamente contrató por su talento.

Conseguir adecuar persona y puesto es un reto de toda organización y todo director de equipo. Objetivo complicado de conseguir pero imprescindible para lograr una organización eficaz y eficiente. El problema modular es cuando el pavo es el director de equipo.

1 comentario:

Mariluz GH dijo...

He conocido a muchos de esos directivos a lo largo de mi vida profesional.

dos abrazos :)