lunes, 15 de marzo de 2010

Salarios reales alejados de la realidad

Cuando se trata de salarios, meter en la conversación términos como realidad o relatividad suele resultar, cuando menos preocupante para el interlocutor. Y es que, en demasiados pueblos de nuestra geografía impera el dicho de que con el pan, no se juega.


Los economistas teóricos, con coletillas en sus tarjetas de visita de investigadores, catedráticos, analistas y otras similares, suelen hablar mucho de conceptos tales como inflación, tasas, tendencias, PIB, riesgo, curva de Philips y palabrejas por el estilo. Y cuando llegan al área siempre sensible del empleo, y les da por pararse en hablar de salarios, a más de uno se le hiela la sangre. Más que nada porque, estos señores cuyos ingresos suelen estar asegurados por alguna institución pública les da por opinar sobre si está bien o mal lo que otros cobran. Siempre resultó cómodo criticar al torero desde la barrera. Y no pocos de estos supuestos expertos, cogen y dicen que los salarios de los españoles están inflados.
Para explicarse y/o justificarse hablan de salarios reales, asociándolos a inflación y productividad, los cuales, nos quieren hacer creer, que poco o nada tienen que ver con lo que la empresa ingresa en el banco o el escaso saldo que me queda el día 24 cuando voy al cajero. Y desarrollan teorías en las que explican, cómo, en determinadas regiones, donde el índice de productividad es inferior, los salarios deberían disminuirse en igual medida, cuestión agravada por una correlación indirecta negativa con la escasa movilidad geográfica del trabajador español. Pero, como eso no ocurre, y suele haber salarios similares para trabajos similares, argumentan, las regiones menos productivas resultan poco atractivas para las empresas y los capitales no llegan a esas zonas, y por tanto no se genera la riqueza y el empleo necesario, por lo que las regiones menos productivas en la actualidad seguirán siendo en el futuro las que mayor tasa de desempleo presenten, debido precisamente a su escaso rendimiento relativo. Para explicarle este proceso a un trabajador de cualquier zona poco próspera de España deberemos decirle : Aunque trabajes mucho, tienes que saber que cobras demasiado y que por eso, es probable que pronto estés en paro.

De otra parte, y también como elemento estructural del mercado de trabajo español, aparece el rol de los sindicatos. Dichos organismos, argumentan otros, están regentados por trabajadores denominados “pata negra”, es decir, por trabajadores con contratos indefinidos, con indemnizaciones, en caso de despido de 45 días por año trabajado y afiliado a un sindicato que armaría la de San Quintín en caso de que uno de sus piezas clave se viese amenazada.

Por esta circunstancia, en los últimos años, dicen algunos analistas, los sindicatos no han armado gresca política ni han montado una huelga general cuando se ha destruido empleo en España por casi 2.000.000 de puestos de trabajo. Claro, es que las empresas se han desecho de los trabajadores de segunda fila, los de contrato temporal, los de escaso peso también en el aparataje sindical.

Lo malo es que esa opción ya se agota, la tasa de temporalidad se acerca en España al 15%, casi la mitad de hace un año y medio. Ahora toca despedir a los indefinidos, a los afiliados, a los trabajadores políticos. Por eso, ahora, dicen, los sindicatos están más predispuestos a la negociación laboral.

Ciertamente no son argumentos débiles. Sin embargo, a mi, me sigue llamando la atención que el peso de la responsabilidad, de la culpa de la configuración del mercado de trabajo en España siga recayendo sobre los trabajadores: poco productivos, escasa movilidad geográfica, salarios sobreelevados, sistema sindical viciado. Y eso sin entrar en cuestiones tales como cualificaciones, flexibilidades horarias, adaptabilidades, etc. El argumentarlo de patronal es amplio y variado.

Hay que suponer entonces que del modelo actual del mercado de trabajo en España, poco o nada tienen que ver ni entidades públicas ni empresas privadas. Esas mismas que emiten las normas y emiten los contratos. Esas mismas que firman los acuerdos de concertación social. Esas mismas que son el primer empleador del país y las productoras de bienes y servicios del estado respectivamente.

No queramos engañar a nadie. Los trabajadores en la historia reciente de España, entre otros países, lo que han hecho es ir a remolque del son marcado por entidades públicas y empresas privadas, principales actores y beneficiarios durante muchos años del sistema vigente, no en vano acaparan el poder del sistema. La administración pública ha engordado hasta límites incomprensibles y los empresarios han utilizado todas las fórmulas contractuales con los trabajadores que han querido y de la forma que mejor han considerado para sus intereses. Pruebas evidentes de una y otra son el desbordado aparataje institucional que llega a desembocar en competencia desleal de algunas entidades públicas con servicios que deberían quedarse en el ámbito privado; y que la mejora de las condiciones laborales en materia de integración, prevención de riesgos laborales, igualdad, conciliación laboral, políticas retributivas, planes de formación, carreras profesionales y reconocimiento de méritos y valía deja mucho que desear en no pocas renombradas empresas españolas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LLORAMOS JUNTOS???? GRACIAS POR COMENTAR EN GACETA,PERO TUPOST,MEPEGO FUERTE...EN ARGENTINA,AQUELLA BELLA Y LEJANA ARGENTINA,NUNCA EXISTIO HAMBRE,DESDE HACE MAS DE 60 AÑOS ARGENTINA VA EN PICADA,NO SE BIEN HACIA DONDE,SOMOS 40 MILLONES DE PERSONAS Y HOY HOY HOY HAY4 MILLONES DE POBRES,3 MILLONES DE INDIGENTES Y 2 MILLONES FUERA DEL SISTEMA,MACRO ECONOMIA? SE HAN TRANSEFERIDO DE LAS RESERVAS,DE LAS RESERVAS SI DE LAS RESERVAS MAS DE 4 MIL MILLONES DE DOLARES,AL PODER EJECUTIVO,EN FUNCION DE VARIAS COSA:EL BICENTENARIO,PAGAR EL FUTBOL,PAGAR DEUDA EXTERNA...Y QUE SE YO!ESTOS SON LOS VARIADOS TEMAS QUE LA SEÑORA TOCA EN EL MISMO DIA,PARA EXPLICAR QUE QUIERE HACER...TODOS DISTINTOS,Y SEGUIDOS...
BUENO BASTA DE MI PARTE!
UN SALUDO MUCHAS GRACIAS
LIDIA-LA ESCRIBA