lunes, 12 de abril de 2010

Hiperdemocracia

Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea en la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas cabe padecer”. La Rebelión de las Masas fue publicada por Ortega y Gasset en 1930, justo después de la crisis del 29.


Estamos alcanzando, según algunos sociólogos, un momento de “hiperdemocracia” crucial. Se basan en las millones de opiniones vertidas en páginas webs y blogs; a las convocatorias multitudinarias vía sms con el código “pásalo” y a la proliferación de dogmas y líneas de pensamiento colectivo que se adueñan del sentimiento de otros miles. Y es que, cuando no aparecen personas que, además de haber estudiado e investigado, además de tener vocación de servicio público, tienen valía y tirón, pasamos del discurso del diferente, a la política que mueve a un país a golpe de sondeo. Porque el líder hecho dirigente, además de tener ideas y propuestas debe presentarlas y exponerlas para que todos las entendamos y podamos a continuación opinar, a favor o en contra sobre ellas. Será el momento en que el líder deberá incidir para que su barco de remeros se ponga a rebosar.
La Unión Europea sigue siendo en este sentido más que nada Europea, en ese aspecto, cada país adopta un modelo de liderazgo y funcionamiento en sus dirigentes que resulta de lo más dispar. No pocos millones consideran el modelo a seguir el italiano, y consideran que la gran solución es colocar un “Berlusconi” al frente de cada país, aunque el cielo se les pinte de violeta. En Francia el liderazgo ahora es compartido. La gran mayoría, entre ellos España, carece de una referencia, de un capitán. Ahora bien, una situación, al menos curiosa, es la que constituye Alemania y Ángela Merkel, la que parece tener todo, menos la voluntad de ejercer, salvo cuando no tiene más remedio.

Alzando la vista con suficiente ojo crítico podemos descubrir a nuestro alrededor numerosas carencias, de infraestructuras, de servicios, de liquidez, etc. Sin embargo, las más necesarias ahora son las de personas que se hagan portentosos, no específicamente en lo suyo, sino asombrosos por lo que aportan al grupo.

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