domingo, 23 de mayo de 2010

Todos con las manos vacías

La cuerda de las negociaciones entre Unicaja y Cajasur se rompió, y el banco de España intervino en la madrugada del viernes.

Hoy los periódicos vienen hasta arriba. Pocas noticias, muchas opiniones. Probablemente seguiremos así durante varios días. Mientras tanto, desde estamentos oficiales, no deben de cansarse de repetir el mensaje de tranquilidad necesario a clientes, proveedores, competencia y mercado.
Muchos perdieron la esperanza del acuerdo hace ya tiempo, a tenor de la declaración de intenciones no escrita de varios de los actores de la operación de fusión. Con más pasividad que voluntad han esperado que se agotasen los plazos.

Los rumores en el fin de semana son vertiginosos, y de ellos se hacen eco los distintos medios de comunicación concediéndole mayor credibilidad y veracidad a aquellos que les resultan más afines. Los dedos acusadores crecen como espárragos. Bastantes señalan al otro lado, intentando sobre todo desviar la atención y que se les mire a ellos lo menos posible, afanándose por desmentir las declaraciones inculpatorias que les salpican.

Todos, todos, se olvidaron de la regla de oro de la negociación: No llegar al punto de ruptura. Cualquier mal acuerdo es infinitamente mejor que el no acuerdo. Al tiempo lo reconocerán. Cuando supieron el viernes de la no firma, todos salieron corriendo a decir que habían hecho todo lo posible e imposible, pero lo cierto es que todos salieron con las manos vacías.

Con el no acuerdo pierden todas las partes integrantes de la mesa de negociación. Y también otros muchos que no tuvieron la posibilidad de asistir a las reuniones. No diré que peligra la viabilidad de la candidatura de Córdoba a ser capital europea de la cultura, se lo dejo a algún medio airado para la próxima semana, pero esa tierra magnífica por los cuatro costados abre en estos días todos los noticieros y no para contenidos alegres. Con el no acuerdo pierden propietarios, políticos, empleados, empresas asociadas, el mercado, los clientes, la competencia. Todos.

Ahora son inútiles y absurdos los reproches. No han sabido hacerlo, no han sido capaces de lo básico imprescindible. Cualquier acuerdo hubiese mejor que el espectáculo que nos han servido para estos días.

1 comentario:

Mon dijo...

Alguno aún defenderá las semejanzas con Numancia, cuando la pasta que unión ese pedazo de historia en tierras sorianas fue la heroicidad, y no es nada heróico intentar mantener las prebendas a costa de morir matando...