Que la felicidad del equipo es un factor crucial para su desempeño y productividad es un hecho constatado. Es en realidad el agente que puede actuar de manera más crucial a medio y largo plazo sobre el rendimiento de la plantilla.
Felicidad es sinónimo de productividad. Decenas de estudios y análisis ofrecen cifras y decálogos. Uno a modo de ejemplo, realizado por expertos de la IE Business School:
1.- Un trabajador feliz, es un trabajador motivado y optimista
3.- Un trabajador feliz se adapta mejor al equipo
4.- Un trabajador feliz es mucho más creativo
5.- Un trabajador feliz se adapta mejor a los cambios
6.- Un trabajador feliz es menos propenso a equivocarse
7.- Un trabajador feliz es un trabajador saludable y un promotor de la seguridad en el trabajo.
8.- Un trabajador feliz resuelve problemas, no los crea
9.- Un trabajador feliz es un buen discípulo
La cuestión es que hay pocos trabajadores felices, según Healthy Companies Internacional, en un estudio publicado la pasada semana, sólo un 26% de los encuestados. Siendo necesario aclarar que no hablamos nunca una felicidad de bombo y pandereta, sino de sentirse a gusto, que el ambiente sea cordial y de que cuando suena el despertador no cae una losa desde el primer minuto del día.
En una interesante charla, hace unos días, Salvatore Moccia hablaba de la necesidad de transcribir el TQM del japonés al español, y pasar del Totality Quality Management al Te Quiero Mucho, como símbolo de una afinidad y una sensación de bienestar hacia una actividad a la que dedicamos gran parte de nuestro tiempo.
Las empresas que deseen emprender este camino deben sentar las bases desde los comienzos de la relación laboral. Un trabajador se integra e identifica más con la compañía y por tanto es más feliz en ella cuando comparte la cultura y los valores de la misma. Es por eso que resulta imprescindible incorporar esta información y estos criterios en los procesos de selección. Es una cuestión de beneficio mutuo, de evitar fracasos en el reclutamiento y la incorporación, de impedir que la palabra decepción aparezca a las pocas semanas de iniciarse la relación contractual.
IKEA realiza un test a sus candidatos sobre cultura y valores previo al envío del curriculum. Sólo aquellos que estén alineados con la manera de trabajar y pensar de la compañía podrán enviar su candidatura. Es un proceso sencillo y una máquina de comunicación potentísima.
Todavía hay directivos y consejeros que consideran que sentarse a reflexionar y redactar la cultura y los valores de la compañía es una idiotez sin utilidad. No deberían de temer estos asuntos, son también las grandes tablas de salvación en momentos difíciles.
viernes, 23 de julio de 2010
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1 comentario:
Estimado Antonio,
Mil gracias por el post... me viene muy bien en este momento... ya estamos superando el bache.
Es probable que nos veamos en breve.
Un saludo.
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