Lynch

Siempre genial, David Lynch, es del tipo de artista del que te impacta su obra mucho antes que su nombre. Ahora está trabajando en una trilogía de documentales sobre su propia vida, se llaman LYNCHthreeproyect.

Con el objetivo manifiesto de conseguir la máxima autonomía e independencia, y, pienso, con el objetivo no expresado de conocer el grado de implicación de sus fans con el proyecto ha puesto en marcha una iniciativa innovadora y sorprendente: Consiste en obtener financiación de sus fans mediante una aportación de 50 $ a cambio de recibir una litografía, camiseta o bolso sellado por el genial autor. La gestión se puede realizar desde su página web LYNCHthree.

Muchas personas a buen seguro se están sintiendo encantados de ser productores, aunque sea de forma simbólica del cineasta y se mueren de ganas de que aparezca su nombre, si bien en chiquitito en los títulos de crédito.

La factoría del merchandising se pone a velocidad de crucero y la entrada de “donaciones” se gestiona sola. La hucha, como si de un embalse se tratase se va llenando con las escorrentías. El autor puede abstraerse de esta parte del espectáculo y centrarse en la creativa, a buen seguro, la que le motiva.

La multitud de inversores de este proyecto están pagados y satisfechos con la entrega del poster o el bolso, no van a pedir ir a cenar con él, ni que el autor aparezca en alguna de las fiestas de sociedad que suelen organizar los mecenas. Tampoco el reparto de beneficios en caso de producirse está sujeto a un extenso contrato con decenas de recovecos y condicionantes.

Sin duda Lynch está mostrando una faceta hasta ahora poco conocida de su genialidad, la de la gestión económica.