martes, 28 de septiembre de 2010

Jornada decisiva

Trascendental jornada, muy importante. Tenemos demasiados lados de prisma para poder considerarla así: Evaluar la representatividad de los sindicatos, la credibilidad del gobierno, la continuidad del presidente, el grado de descontento de la población, la relevancia de España en mercados internacionales…


Debe de ser elemental para cada uno de nosotros. Mañana debemos dedicar un rato a reflexionar, desde nuestra butaca, desde nuestro puesto de trabajo, tanto si hemos decidido no secundar la protesta como si no nos han dejado respaldarla, porque demasiadas cosas están en juego.

En los últimos meses se ha evidenciado que el manido y laureado estado de bienestar tenía un precio bajo, excesivamente bajo, y que los valores enarbolados por propios y extraños han sido empeñados en la primera esquina. Los dirigentes financieros, empresariales y políticos que han demostrado tener escasa ética y escrúpulos, están saliendo impunes de toda esta horrible tormenta que esta siendo pagada y sufrida de nuevo por el eslabón mas débil, la clase obrera, mientras los primeros observan el espectáculo desde sus torres de cristal.

En el rumbo, en las grandes directrices geopolíticas y económicas, pocas cosas han cambiado desde hace un par de años, la prueba es que no ha sorprendido las declaraciones de ayer de Felipe González cuando comentaba que una nueva burbuja financiera está siendo inflada en estos momentos.

La de mañana es una jornada decisiva, a mi en concreto me va a servir para intentar medir el grado de alineación de la dignidad del ciudadano, la sensación de muchas personas de que ya y ahora le están tocando los pilares básicos de su vida y también el grado de alejamiento de la sociedad con las instituciones que teóricamente la dirigen y representan. No olvidemos que estas circunstancias son el mejor caldo de cultivo para la proliferación de ideas imaginativas y reaccionarias a las que muchos podrían estar al borde de adherirse. Mañana muchos de esos cazadores estarán en la calle con las escopetas cargadas.

No todo esta perdido, podemos hacer muchas mas cosas de las que pensemos a nuestro alcance, quizás la jornada de mañana sea un buen día para releer a Ortega.

1 comentario:

Antonino Sanz Matencio dijo...

Mañana a la calle, pasado a lo mejor leemos a Ortega o a Unamuno!!