domingo, 17 de octubre de 2010

Frikismo a tope

Así lo expresó Gustavo Diaz, capitán del Gandul entre muy sonoras y más sinceras risas.

En realidad los principales ingredientes de la situación y sus personajes no resultaban especialmente extraños. Un grupo de amigos reunidos en torno a un día de vela y unas aves marinas. Sinceramente soy de los que piensa que la navegación a vela y el conocimiento de las aves marinas son dos de los grandes placeres con mayúsculas a nuestro alcance. Si, yo era uno de los frikis. Soy de los que ha disfrutado de la experiencia desde varios días antes que se produjese y lo haré aún durante unos cuantos días más.

El objetivo del grupo era observar aves marinas en su medio natural, alta mar. Para lograrlo, es imprescindible el barco, pero si además es un velero cuánto mejor. Para prepararlo sólo es necesario preocuparse de algunas menudencias logísticas, coordinar a los componentes, no muchos más a un equipo de futbol, y contar hasta con una especial madrina de ceremonias. Aunque el temido mareo marino pueda hacer mella en algún estoico guerrero, la preocupación está en no dejarlo todo al azar, la mar es muy grande.
Para ello, distintos miembros del grupo se ocuparon de los más inverosímiles detalles: dirección y fuerza del viento, profundidad de las aguas que surcábamos, probabilidad de presencia de distintas especies migratorias, hasta se prepararon kilos de sebo, consistente en sobras de pescaderías.


A unas 15 millas náuticas de la costa, mientras navegábamos despacio y todos observaban con atención un grupo de gaviotas, alcatraces, págalos y paiños, varios empezaron a gritar ¡págalo pomarino!, ¡alucinante!, ¡págalo pomarino! Así que, cómo eran ya varias las horas en las que el capitán intentaba comprendernos, le salió la frase, “¡frikismo enorme!, ¡frikismo a tope!, pero si sólo es otro pájaro más”.

Tener pequeños placeres que puedas disfrutar intensamente sin molestar a nadie es un ejercicio de libertad delicioso. Incorporadlos a vuestra vida, ayudan y aportan. Quedan. Quedan en uno, se los lleva en su mochila. Tarde o temprano los volverá a entregar al mundo, transformados.

Gracias por la jornada de amistad, marinas y navegación.

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