A la par, algunas costumbres y creencias intentan frenar este impulso. Así lo predica al menos la religión cristiana que entra ahora en Cuaresma, cuarenta días destinados al recogimiento, la reflexión y la abstinencia. El miércoles de Ceniza, hoy mismo, Doña Cuaresma y su recato vence de nuevo a Don Carnal y sus excesos.
A partir de hoy los ritos, cultos, ceremonias, se prodigan por doquier, en algunas ciudades puede llegar a decirse que por todas las esquinas, dado que los centros históricos andan repletos de iglesias, conventos y capillas.
n de los fieles hacia los titulares es incondicional, su implicación muy alta, la participación en las convocatorias, realmente abrumadora.
De forma paralela, la doctrina sigue manteniendo el discurso del dios único, de la singularidad del ídolo. La realidad es bien distinta, los fieles son devotos de una u otra representación, de una u otra imagen. Sin embargo, referirse a una conducta politeísta sigue sonando dura en la conversación, suena a sacrilegio.
Hay que asumir realidades constatadas sin que ello implique ningún ascenso o descenso en la categoría de la propia religión. Volvamos al pasado. La cultura griega, hoy reconocida y sellada como politeísta, tiene definiciones en las enciclopedias que son coincidentes: “Honraban a los dioses y a sus héroes”. Qué son los mártires sino héroes religiosos. La mitología griega era antropomórfica, es decir, sus dioses adquirían forma humana y tenían rasgos de conducta igual al del resto de los mortales. Los héroes eran tales porque habían tenido un contacto cercano con los dioses, ¿sigue sonando?
De manera independiente a la doctrina oficial, la Andalucía cristiana es politeísta, quizás si se reconociese y se asumiese tal como es, no pocos se sentirían más tranquilos, se identificarían y reconocerían sus conductas como normales. No es nada malo llamar a las cosas por su nombre.
Ahora no está de más recordar que Sócrates fue condenado a muerte por “impiedad” y “ateismo” y todo, por negarse a adorar a distintas deidades, lo que son los tiempos.
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