Una vez, un compañero de trabajo que se creía mi jefe, me dijo que, una vez cumplidos los treinta, si no eres de derechas es que eres un fracasado o un imbécil. Me conocía muy poco, y yo, para aquel entonces, aunque por un pelín, ya tenía los treinta, así que me quedé pensando en cual de los tres excluyentes grupos me había incluido. Desde aquel momento dejamos de hablar de política, tampoco pasó mucho tiempo para que también dejásemos de hablar de trabajo.
Está bien tener claras las opiniones, las filias y fobias. Y está bien simpatizar, militar o formar parte de partidos políticos, de clubes, de equipos, asociaciones, grupos,…, lo que se quiera. Lo que no está tan bien es menospreciar otras opciones.
El domingo, en las elecciones, ha habido un claro triunfo de las opciones de derecha, centro-derecha en toda España. Algunos hablan ya de una tendencia hacia al monopartidismo. En cualquiera de los casos, espero sinceramente que el discurso de los triunfadores de la noche electoral se cumpla arrajatabla: Tienen que gobernar para todos.
Además de los muy sesudos análisis que corren por doquier que interpretan los resultados electorales, si seguimos la teoría inicial, lo que está ocurriendo es que, o bien España se está llenando de viejos, o bien, se está vaciando de imbéciles y fracasados.
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