lunes, 18 de julio de 2011

Banderas en rebeldía

Las banderas deben negarse a ondear días como hoy. Rebeldes, insumisas, no les apetece mostrar sus colores a sus partidarios ni detractores, avergonzadas, indignadas de las tropelías que se hacen en su nombre.


Nada hay que celebrar en aniversarios como el de hoy. Nada hay de bueno en pelearse, en matarse entre vecinos, entre comunes, entre hermanos. Nadie tiene que sentirse orgulloso, satisfecho de una guerra que dejó 4.000.000 de víctimas documentadas sólo durante los tres años de lucha.


No, hoy las banderas tienen que declararse en rebeldía y no dejarse ser izadas como símbolo de un episodio histórico cainista, estúpido y autodestructivo que sólo sirvió para matar a unos, echar de sus tierras a otros, pasar hambre a la mayoría y hacer sufrir a todos.


Enterrar más cosas, más recuerdos, más heridas no soluciona mucho, apenas conseguir vivir con algo más de paz. Pasar página si es necesario. Son demasiados los que viven aún marcados por aquel episodio al que le siguen reclamando justicia, dicen unos, venganza piensan otros. ¿Para qué?


No obliguemos a que hoy se autoinmole alguna bandera antes de ser prendida por algún insensato. Dejemos hoy en casa cualquier intención de celebración, de conmemoración, de avivar ascuas. Dediquémonos a mirar a nuestro alrededor y felicitarnos por haber sido capaces de levantarnos y seguir adelante.

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