En retribución declarada no es tan desmesurada la cantidad si se tiene en cuenta el esfuerzo, la dedicación, la presencia, la constancia, la versatilidad, que es mucha a juzgar por la presencia que tienen en los medios de comunicación. No paran de viajar, de todo saben y de todo opinan. Es más, en todo tienen razón. Gente como esa no tiene precio.
¿A qué tantas vueltas entonces con el salario de los políticos? La razón parece flotar en el aire aunque cueste bajarla a tierra. Para algunos es clara, no tenemos la percepción de que se lo merezcan y es que, a los políticos los pagamos todos los ciudadanos. Los que están en el gobierno de manera directa, los que están en la oposición gracias a las millonarias ayudas que reciben los partidos de las arcas públicas.
No tenemos percepción de que se lo merezcan porque no hacen bien su trabajo, si es que su trabajo consiste en pilotar el ayuntamiento, la diputación, la comunidad, el país. A la situación a la que nos están abocando me remito. Incluso cuando el barco hace aguas por todos lados, siguen enfrascados en tirarse arroz con el bolígrafo hueco unos a otros.
Ganan mucho, ganan demasiado, y lo seguirán haciendo. En eso se diferencian de los salarios de los directivos de la empresa privada, a ellos, cuando no alcanzan objetivos ni se les anulan los incentivos ni se les rescinde el contrato. Deberíamos.
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