No todos. Es una pena, pero no todos los cambios son para mejorar. Algunos sí, por suerte. Algunos cambios nos están permitiendo ser algo mejores. La transformación acelerada que se está produciendo en los individuos en singular y en la sociedad en plural en los últimos meses van a un ritmo especialmente veloz. No los percibimos así pues estamos dentro de la maquinaria, pedaleando la mayoría, para que no se detenga. Y también dentro de la burbuja, sin poder aislarnos lo suficiente. Los cambios sin embargo si que son notorios.
Hace muy poco se presumía de caballos de potencia, ruido, motor; ahora buscamos el coche eléctrico y la bicicleta. El sudor, las proteínas y los artefactos metálicos del gimnasio están siendo dejados por los que van a la piscina, el spa y el Pilates. Las fulgurantes carreras profesionales en multinacionales de Up or Out, el tiempo de los trepas, ha dejado paso a tareas mucho más vocacionales, enriquecedoras, creativas, personales.
A veces, menos, puede ser más, y el equilibrio es un amuleto mágico que suele estar medio perdido al fondo de un gran cajón. Todos los cambios que sean necesarios, siempre que sean para bien. Aprovechemos para soltar lastre, para desprendernos de aquello que nos ralentizaba y nos bloqueaba. Despleguemos velas que nos hagan acariciar el océano de la vida.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo... hay que soltar lastre para aligerar el equipaje
Claro Eva,
Además la sensación es fantástica. No sé si alguna vez os ha pasado: hacer montaña con la mochila a cuestas, a veces la sueltas y haces un tramo sin mochila. La sensación es de ligereza, de destreza, de libertad.
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