martes, 18 de octubre de 2011

Digerir el 15O

La del sábado ha sido una jornada grandiosa. Miles de personas en España, centenares de miles en el mundo. Da igual la guerra de cifras, como decían los vítores, “Y luego diréis, que somos cinco o seis”.

Lo relevante, en mi opinión, es que la sociedad se echó a la calle para expresar su parecer, su punto de vista, su rechazo al modelo que ha provocado la actual situación global, y rechazo a la forma en que los dirigentes públicos y privados la están afrontando.

Las razones para salir a la calle el sábado sobraban. Algunos articulistas las resumieron y expresaron muy bien, claros ejemplos son Escolar, Francisco Basterra, PeriodismoHumano. Salimos a la calle por todas esas, y otras razones, y lo hicimos de forma multitudinaria, y además sin violencia, sin estridencias, sin insultos. De forma contundente pero sin agredir, de manera firme pero con educación, con estilo inequívoco pero cordial.

El éxito mundial de la jornada del sábado, por mucho que algunos medios quieran ignorarlo, ha sido rotundo, toda una lección, un aviso dicen otros, para los que están arriba. El inicio de un nuevo orden social, un nuevo modelo de poder se está gestando, ya lo viene anunciando la llamada “primavera árabe” que de algún modo se está colando en las renombradas calles empresariales desde las que se gobierna el mundo.

Y salir a la calle está bien, es necesario, hace falta hacerlo. Pero salir a la calle no lo es todo, no es suficiente.

Porque si muchos son los que no se decidieron a acudir a las manifestaciones, muchos serán también los que si estuvieron pero en las próximas elecciones no irán a votar. Ahí está una gran debilidad del movimiento ciudadano de los últimos meses, se queda fuera del sistema.

Puede verse como un ejercicio de coherencia, ya que al decir que el sistema actual no es válido, no hay por qué participar en él. Esos mismos, tienen que entender sin embargo, que el sistema está concebido para funcionar sin ellos, incluso los hay que desean un escenario de muy escasa participación en las urnas.

Si el movimiento 15M opta por quedarse fuera del sistema, está abogando implícitamente por la revolución, y creo que de esas no ha habido en la historia ninguna que no haya ocasionado pérdidas irreparables. No es el camino. Para cambiar las cosas hay que hacerlo desde dentro.

Los que quieren cambios siempre perciben que se producen de forma más lenta que la deseada, pero hace falta ser constante y perseverante, firmes en las propuestas y el camino decidido.

Cambiar las cosas desde dentro, en política y en el sistema actual consiste en participar en las instituciones, seguir los cauces legales, aunque no terminen de gustar, pero incluso para cambiar esos cauces hay que estar dentro, hay que haber llegado.

El 15O ha sido una gran jornada, histórica si lo apuro dada las semillas que se han sembrado en todo el mundo. Muchas personas están convencidas desde el sábado de que es posible, otro mundo es posible, otra manera de hacer las cosas es posible. Digiramos esta idea, convirtámosla en nuestra, y hagámoslo rápido pues tenemos la obligación de forjarnos una clara opinión y línea de actuación personal de cara al próximo 20N.

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