sábado, 26 de noviembre de 2011

25 de Noviembre en Marruecos

La convocatoria de elecciones legislativas ayer en Marruecos no puede más que considerarse un fracaso. El pueblo marroquí ha dicho con su escasa participación, que todo este proceso tiene poco que ver con su día a día. Sólo uno de cada cuatro marroquíes ha ejercido su derecho al voto.

Aunque es cierto técnicamente que ha habido mayor participación que en las pasadas elecciones de 2007 (cuatro puntos más), la primavera árabe que ha activado la sensibilidad por la política en el Magreb no se ha traducido en una implicación de la sociedad en las instituciones. Algunos más han acudido a los colegios electorales, pero muchos más han decidido conscientemente no participar.

Si el equipo dirigente de Mohammed VI pretendía cerrar su particular primavera árabe con esta convocatoria, ha comprobado que ha sido un intento nulo. Desde luego que lo que está ocurriendo en estos días en la plaza Tahir de El Cairo no ha pasado desapercibido para el pueblo marroquí. Son numerosos los colectivos que han pedido la abstención, haciendo suyo la proclama española de “No nos representan”. En los últimos días han sido muchas más las llamadas al boicot de las que han aparecido en la prensa y en los medios.

Yo no voto aunque sea Devoto…”, publicaba un amigo, “Para mi es un día normal, voy a hacer las mismas cosas que ayer…”, me decía otro. “En la calle se nota poco, quizás más comercios cerrados de lo habitual”, me comentaba otro amigo cuando le preguntaba sobre el clima que se vivía en las calles.

Aparte de los resultados que están próximos a publicarse y que pronostican aumento del peso específico de los partidos islamistas, la jornada de ayer requiere de una reflexión valiente y profunda. Un Marruecos cada vez más cercano al modelo de sociedad europea, los principales clientes de su emergente economía, debe adaptar su sistema institucional a los mismos patrones que están consolidándose en Europa.

Debe reformar su sistema electoral y representativo, haciendo que los diputados sean verdaderos representantes de su pueblo, de su barrio de su provincia. Tiene que acercar la economía al pueblo, en un esfuerzo global, las instituciones, las empresas, las escuelas deben de formar e informar al ciudadano de las reglas del mercado capitalista hacia el que se dirige el país. Y como tercera cuestión debe incentivarse la cultura del esfuerzo, de la formación y del trabajo individual como vía para la prosperidad del entorno cercano.

En un país donde aún, un tercio de la población adulta es analfabeta pero que cuenta con una pujante y ambiciosa nueva generación de jóvenes preparados y dispuestos a luchar por su país. No debe desaprovecharse esta oportunidad, el movimiento 20 de Febrero, sus afines y simpatizantes, integrados en el sistema pueden llevar a Marruecos hacia un futuro muy próspero.

No hay comentarios: