Esta mañana me he levantado con hambre. Inusual en mi, después de los frecuentes excesos de los sábados, pero ha sido así, tenía hambre.
Así que he desayunado, como los niños, opíparamente dos veces, y una tercera algo más liviana. Me he tragado con gusto periódicos en papel y online, noticias de las que los periodistas llaman objetivas y artículos de opinión, incluso llegado hasta el final del periódico que compré ayer pero que no llegué a abrir en todo el día.
Estoy ahora digiriendo el colapso de información sobre la salida de Berlusconi, “El hombre que destrozó, él solo, todo un país, con la ayuda prolongada en el tiempo de una mayoría de italianos”. La apuesta de EEUU por las potencias asiáticas, dando por moribundo el poder europeo. La plena seguridad de que gane quien gane las elecciones no podrá cumplir lo que dice su programa electoral. Que nos subirán los impuestos directos antes de fin de año. El convencimiento del pueblo español de que las elecciones, y por tanto su participación (su voto) no ayudará de ninguna manera a mejorar la vida de la gente de a pie.

Con todos esos ingredientes, si los cocino sólo un poco, ahora que llega el mediodía, lo mismo saco como conclusión que Joaquín Almunia será el presidente de España antes del 30 de Junio. Espero que antes de eso, la oligarquía de poder empiece a compartir verdades con los ciudadanos.
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