La trama

Disfruto mucho con Pushing Daisies, es una serie intensa. Tiene mensaje, unos diálogos muy elaborados y con una estética muy cuidada. El humor negro combinado con las historias de amor que muestra el perfil más generoso de las personas ofrece un entretenimiento estupendo que sin percibirlo te invitan a la reflexión.

Los personajes parecen hacer suya la frase de Antonio Gala, “los sentimientos no expresados se convierten en resentimientos”. Ellos todo lo sacan fuera.

Me he resistido a ver los dos últimos capítulos de la serie. La serie no alcanzó los objetivos de audiencia fijados y la productora decidió abortar la continuidad de la serie. Los guionistas, cuando escribieron los dos últimos capítulos sabían que serian los últimos, a buen seguro tendrían que forzar desencadenantes de la trama argumental. Yo sabía la noticia y temía que las situaciones forzadas por los guionistas mataran la magia que el hilo argumental había tenido hasta entonces.

Igual que para mi es un lujo divino no tener nada mejor que hacer durante una mañana que acariciar las aceras de mi ciudad cambiando de rumbo en cada esquina, disfruto de las tramas mucho más que con los desenlaces.

Ya he visto esos últimos capítulos, y los he disfrutado, sin duda. Consiste solamente en no ver la puerta cerrada al final del camino, mejor verla entreabierta, ponerle el pie para impedir que se cierre y por la rendija hacer colar la luz del futuro, esa palabra sorprendente de la que huyen los que se piensan libres.

El futuro cuando llega, se hace presente, y es para éste, para el que tenemos, por el que tenemos que trabajar, porque en realidad la dificultad está en detener, en despedazar el reloj de arena que derrama la pena.