Titanic

Hoy he estado en una administración pública. Tras guardar el largo turno correspondiente, se han negado a realizar el trámite alegando que no era la delegación que me correspondía según mi domicilio. Me quejé, había comprobado previamente por internet que era la oficina que me correspondía. Volvió a negarse. Pregunté sobre la fórmula de dejar constancia de la situación: hoja de reclamaciones, queja, o similar.Rumiando improperios, realizó la gestión, no le llevó más de tres minutos.
Para resolver una duda importante en otra administración, lo intenté primero durante varios días por teléfono, llamando al número de contacto que había conseguido previamente. Después me fuí hasta allí. Tuve que explicar con todo detalle mi situación en dos ocasiones para que me diesen el nombre de la persona responsable. Casualmente no estaba allí ese día, le dejé aviso para que hiciese el favor de llamar. Aún espero. He puesto una queja en el buzón del ciudadano.
Un día no estaba operativo el servicio, otro día estaba la línea saturada. La música de fondo que te ponen de espera la escucho cada vez que cierro los ojos. He comprobado que el nombre de las operadoras cubre todo el santoral. Para llevar a cabo unos cambios en las tarifas de mi línea de teléfono va ya para una semana. Cuando lo consiga, solicitaré la portabilidad.
Algunos creen que esto no va con ellos. Calidad de servicio, satisfacción de los stake holders no tiene que ver con los costes sino con los valores, con los principios. Un cliente con cada vez menos recursos va a penalizar a las empresas y sectores que no cubran sus expectativas, que no los mimen, que no ofrezcan productos y servicios a la altura de sus expectativas. Un ciudadano presionado por los escasos ingresos y los altos impuestos va a ver con buenos ojos que se adelgace el aparataje burocrático de la administración pública.
Porque la recesión expolea la competencia en todos los sectores, en todos los ámbitos. Y el cliente, cuando se entere que es el que manda porque es el que paga, y el ciudadano se percate de que puede exigir servicio y atención, porque es el cliente de la administración pública van a cambiar los patrones de funcionamiento del sistema, porque esas exigencias del último eslabón pulveriza estructuras.

Si os sumáis a este grupo, os sentiréis mejor con vosotros mismos, y podréis decir que estáis colaborando para que este gran Titanic en el que se está convirtiendo este país, no se hunda.
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un abrazo