miércoles, 29 de febrero de 2012

Vuelta y pico de calendario


Mañana es el día del Ángel. Si el calendario biológico se adapta al oficial, mañana, uno de marzo podrán verse las primeras golondrinas en tierras manchegas como bien nos enseña la tradición.

Los compromisos profesionales mandan y no podré estar mañana en la Venta La Inés con Felipe y su familia para recibirlas. Sabrán entenderlo, unos y otros. No podré estar y tengo la impresión de que seré yo el más perjudicado por no estar en tan digno comité de bienvenida. Espero ir en breve.

Me guardo las ganas de charlar con Felipe de los últimos acontecimientos que estamos viviendo y sufriendo en este país, ahora que “los poderosos”, como él los llama parecen estar haciendo acto de presencia de manera manifiesta. A él le han prohibido el acceso al agua durante bastante tiempo, sabe de lo que habla cuando nos referimos al recorte de los derechos fundamentales.

Ya le contaré la mala noticia, que por esperada no resulta consoladora. Este año ya no ha vuelto la golondrina que anidaba junto a mi casa y dormía cada noche junto a mi cocina. Era lógico, hubiese sido su cuarta primavera, larga vida para tan delicado ser de apenas 14 gramos. Volvió el macho, fiel a su cita, a comienzos de febrero, y desde entonces canta sin cesar y se pasea por los patios vecinos esperando a su pareja. Pero pasadas tres semanas, es un hecho, la hembra se habrá quedado para siempre en tierras africanas.

Y recuerdo la cara de sorpresa, de curiosidad casi infantil que Felipe ponía cuando le contaba que acá en el sur, al sur de Andalucía, en la costa atlántica, las golondrinas llegaban a sus lugares de cría a comienzos de febrero. “Están locas!, con las heladas que aún quedan por caer en febrero”, se sorprendía Felipe desde su sabiduría y conocimiento del rigor del clima de las tierras manchegas, del precioso valle de Alcudia.

La ausencia de la hembrita en mi patio este febrero hace florecer la sensación de temporalidad, de caducidad, de interinidad que llevamos todos en la mochila. No, no tardaré en visitar la Venta La Inés y a las personas que la siguen llenando de vida.

No hay comentarios: