Mañana es el día del Ángel. Si el calendario biológico se
adapta al oficial, mañana, uno de marzo podrán verse las primeras golondrinas
en tierras manchegas como bien nos enseña la tradición.
Los compromisos profesionales mandan y no podré estar mañana
en la Venta La Inés con Felipe y su familia para recibirlas. Sabrán entenderlo,
unos y otros. No podré estar y tengo la impresión de que seré yo el más
perjudicado por no estar en tan digno comité de bienvenida. Espero ir en breve.
Me guardo las ganas de charlar con Felipe de los últimos
acontecimientos que estamos viviendo y sufriendo en este país, ahora que “los
poderosos”, como él los llama parecen estar haciendo acto de presencia de
manera manifiesta. A él le han prohibido el acceso al agua durante bastante
tiempo, sabe de lo que habla cuando nos referimos al recorte de los derechos
fundamentales.

Y recuerdo la cara de sorpresa, de curiosidad casi infantil
que Felipe ponía cuando le contaba que acá en el sur, al sur de Andalucía, en
la costa atlántica, las golondrinas llegaban a sus lugares de cría a comienzos
de febrero. “Están locas!, con las heladas que aún quedan por caer en febrero”,
se sorprendía Felipe desde su sabiduría y conocimiento del rigor del clima de
las tierras manchegas, del precioso valle de Alcudia.
La ausencia de la hembrita en mi patio este febrero hace
florecer la sensación de temporalidad, de caducidad, de interinidad que
llevamos todos en la mochila. No, no tardaré en visitar la Venta La Inés y a las
personas que la siguen llenando de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario