Mayor vigilancia prestamos al cielo en estos días, con mayor
insistencia escudriñamos el horizonte, mayor atención le ponemos a los partes meteorológicos.
La primavera juega a las sorpresas y le gusta deshacer planes con tanto tiempo
y esmero maquinados.
Sabemos de todas formas diferenciar meteorología y clima.
Centrados en el corto y el largo plazo respectivamente. Volvemos a fijar
nuestra preocupación en el corto, cuando en realidad deberíamos estar prestando
la atención, necesariamente al largo. El cambio climático es un hecho. Decía un
dirigente centroafricano hace unos días, que mientras los científicos de
occidente seguían debatiendo sobre la existencia del cambio climático, ellos lo
sufren cada día.
Se está produciendo un error de bulto al afrontar el
problema, pues el argumento que se esgrime es que el cambio climático amenaza
la vida en el planeta. Eso es un error, el cambio climático no amenaza la vida
del planeta. Lo que realmente amenaza el cambio climático es la forma de vida
de las personas que viven en los países ricos.
Hasta que no consigamos asumir eso, seguiremos sin ponernos
de acuerdo ni encontrar soluciones comunes y globales a tan enorme amenaza.
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