domingo, 13 de mayo de 2012

Anticiparse y la práctica (II): Dominio


Sutiles matices en la mirada, falta de seguridad en los gestos, no tomar la iniciativa cuando se espera que lo haga. Pequeñas cuestiones que pueden pasar desapercibidas para cualquiera, el ojo experto del jugador en liza, los capta rápidamente.
Sabedor de su ventaja, la confianza templa el pensamiento y, a la vez, el movimiento imprevisto del rival le hace no bajar ni un ápice la guardia.
En las partidas que se domina al rival, se suele experimentar. Es el momento de arriesgar con jugadas no demasiado practicadas que, con una combinación excitane de riesgo y sorpresa, pretenden aumentar la ventaja. El riesgo, mediadamente calculado, esperando que provoque el giro de la balanza a nuestro favor, pero no nos haga perder la partida en caso de errar.
Dominar la situación genera confianza, pero no la suficiente como para que el jugador experimentado haga tonterías que pueden hacérsela perder. El tiempo, el movimiento que se tiene de ventaja puede ser aprovechado para indagar las virtudes del contrario. Menospreciarlas, subestimarlas priva de su riqueza.

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