martes, 29 de mayo de 2012

Ayer estuve en la sucursal de Bankia


Como adelantaba ayer, reajusté mi agenda y me fui aprimera hora a una oficina de Bankia. Había oído en las noticias que acababa de recibir una burrada de dinero, público para más señas, y consideré que era el mejor momento para solicitar financiación para mi maltrecha empresa, pero el ambiente que me encontré al llegar no era el esperado.

Las personas de la oficina parecían estar  (estaban en realidad) de lunes a primera hora,  esos momentos proporcionan un semblante característico, nos hacemos todos a la idea. En una segunda ojeada, pude vislumbrar que no era solo eso, los empleados de la sucursal parecían tener más dudas que respuestas, más reservas que propuestas. Mal asunto pensé.

La oficina tenía poco público, quizás es que vemos cada vez menos las noticias. Me acerqué a una mesa y le hablé sobre el motivo de la visita. Solicite una reunión con el director, me dijo, aunque hoy no está. Pregunté sobre productos y campañas, no hay nada nuevo. Es mejor esperar unas semanas, concluyó. Unas semanas, quizás las necesarias para que no necesite volver a acudir a esa oficina. No insistí, nada nuevo sobre el campo, cerré al salir.

En el transcurso del día, las noticias en radio y prensa online han ido justo en sentido contrario al que yo esperaba tras la tabla de salvación del viernes a la tercera entidad financiera española. Pocos dicen que en realidad ha sido una sangrienta medida para este país. La caída de las acciones, la subida de la prima dejan sin explicaciones a todos, a todos, salvo a los que decimos desde hace tiempo que ese es el camino equivocado.

Hoy no iré a ninguna oficina de Bankia, quizás podría aparecer por allí para mostrar mi solidaridad con sus empleados, a esos que llevan ya demasiado tiempo pidiéndoles un sobreesfuerzo y que hoy sienten que no ha servido para nada. Cada día más gente en este país,  lastimosamente, se suma a ese hastío.

Hoy miraré la prensa online, pensando que se acercan los momentos clave para el futuro de este país y esperando que, de una vez por todas se corrija el rumbo y no adelantemos a Grecia en esta decadente carrera en la que nos han metido.

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