La montaña de frustraciones que hace un año se acumuló de
forma espontánea en Sol, y otras decenas
de plazas españolas, hoy, se ha convertido en otra cosa.
La capacidad de movilización no es la misma, el grado de
afinidad de la sociedad adormilada con las personas movilizadas, tampoco. Y eso
que hoy, las razones para tener la semilla del desasosiego en la mente, de
forma permanente, son mucho más potentes.
La fatiga de tanta manifestación y la desazón por lo
inútil de las protestas, es aprovechada por los gobernantes, incorporando la
amenaza policial, para debilitar el movimiento ciudadano, para arrinconarlo y,
de manera vil, para descalificarlo. Ellos tienen la potestad mediática y
también de este poder están haciendo un mal uso, la premeditada estrategia
mediática del sábado que volvió a ofrecer una imagen sesgada de lo que ocurría
en las plazas, vuelve a probarlo.
La degradación democrática viene precedida de una
decadencia del interés y la capacidad ciudadana para gestionar y participar en
la forma de gobernanza. Ese pecado, lo lleva cometiendo España demasiado
tiempo.
Avivar, participar, de los movimientos ciudadanos como el
15M alimenta, hace crecer y fortalecerse el espíritu individual y colectivo.
Implicarse, preocuparse de manera activa por el futuro de nuestra sociedad, interesarse
por nuestro futuro y participar activamente en su caracterización, no puede ser
nunca malo, de verdad, creedlo.
Primer aniversario del 15M. Yo voy.
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