lunes, 9 de julio de 2012

DPO a los profesores, sociedad de futuro


La fortaleza de toda sociedad está en la educación de sus miembros. En la medida en que los gobernantes apuesten por un proyecto colectivo sólido en el futuro, deberán apostar por programas educacionales consistentes, transversales, continuados, completos y universales. Existe una chispa decisiva e imprescindible en ese esquema de educación, el profesorado.
La sociedad norteamericana, tan denostada y viciosa en otros sentidos vuelve en este campo a darnos ejemplo, como ya lo hizo en su salida de la crisis del 29 en el siglo XX. Y ahora, mientras aquí nos dedicamos a recortar salarios y a ningunear medios, los americanos inyectan actividad al sistema.
Es útil comparar, para el análisis, acciones, hace un siglo y ahora, en Estados Unidos y en Europa. El plan puesto en marcha por Roosevelt en los años 30 convirtió a Estados Unidos en una potencia. Durante el mismo período, de manera simultánea, Europa acabó tirándose los trastos a la cabeza en el más lamentable episodio histórico de siglos.
En Estados Unidos, la Reserva Federal y el equipo de gobierno no para en estos meses de buscar estímulos a la actividad económica pública y privada, hace ya demasiado tiempo que se comparaba la situación de crisis a un lado y al otro del Atlántico. No paramos aquí de hablar de recortes en España y en toda Europa, Estados Unidos trabaja a su ritmo, cada día nos aumenta la ventaja, su esquema de pensamiento es otro, un entendimiento de la economía de mercado que prima la competitividad y premia a los mejores.
Y con alegría recibo la noticia de una iniciativa del gobierno español que va a llevar a primar a los mejores y penalizar a los peores con el proyecto piloto de pagar incentivos a los funcionarios en España. La DPO (Dirección Por Objetivos) en la Administración Pública, algunos pensamos que no lo íbamos a ver nunca. Lo que ocurre que, en este caso es a la inversa, el premio consiste en que no te quiten salario. En fin, las curiosas maneras que tenemos en España de motivar.
Mientras tanto, y fíjense la diferencia, en Estados Unidos estudian incentivos para cuerpos específicos de funcionarios. Esta vez incentivos en el propio sentido de la palabra, es decir, pagar un plus a aquellos que, según los resultados obtenidos, lo hayan hecho mejor. Suena lógico, tanto, que en realidad es una regla en todo el sector privado y nos lo inculcaban desde pequeños cuando un mayor esfuerzo y estudio nos llevaba a mejores notas en el colegio. En la empresa privada es impensable que el comercial que más cobre sea el que menos haya vendido, por ejemplo.
En Estados Unidos estudian como implantar la DPO al cuerpo de profesores, primando a aquellos maestros que hayan obtenido mejores resultados. Resultados en forma de notas de sus alumnos. El mejor resultado para un profesor son las buenas calificaciones, los buenos expedientes, la conducta ejemplar de sus tutelados, por qué no reconocerles el mérito. A buen seguro que muchas cosas cambiarían, desde luego la actitud de muchos profesores, su interés por sus alumnos, aumentaría sin duda el porcentaje de profesores que lo son por vocación. Estados Unidos lleva la DPO, herramienta eficaz de gestión de recursos humanos donde las haya, al profesorado y consigue a largo plazo una mejora de la sociedad gracias a la educación, operación redonda. El proyecto es complejo, pero absolutamente retador.
Nosotros quitamos recursos a los profesores, aumentamos la ratio de alumnos por clase y les bajamos el salario, fantástico coctel molotov para meter en el aula. No hay que ser astronauta para pronosticar un aumento de la tasa de fracaso escolar. Y lo que es más inquietante, ¿qué sociedad estamos construyendo?
Tomamos medidas para salir del paso, para ahuyentar la sombra de una quiebra técnica del sistema, que contribuyen también a meternos en un pozo ciego que hipoteca y estrangula el futuro. Sin querer ser apocalíptico, empieza a darme miedo hacia donde nos llevan.

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