
La sociedad norteamericana, tan denostada y viciosa en otros
sentidos vuelve en este campo a darnos ejemplo, como ya lo hizo en su salida de
la crisis del 29 en el siglo XX. Y ahora, mientras aquí nos dedicamos a
recortar salarios y a ningunear medios, los americanos inyectan actividad al
sistema.
Es útil comparar, para el análisis, acciones, hace un siglo
y ahora, en Estados Unidos y en Europa. El plan puesto en marcha por Roosevelt
en los años 30 convirtió a Estados Unidos en una potencia. Durante el mismo
período, de manera simultánea, Europa acabó tirándose los trastos a la cabeza
en el más lamentable episodio histórico de siglos.
En Estados Unidos, la Reserva Federal y el equipo de
gobierno no para en estos meses de buscar estímulos a la actividad económica
pública y privada, hace ya demasiado tiempo que se comparaba la situación de
crisis a un lado y al otro del Atlántico. No paramos aquí de hablar de recortes
en España y en toda Europa, Estados Unidos trabaja a su ritmo, cada día nos
aumenta la ventaja, su esquema de pensamiento es otro, un entendimiento de la
economía de mercado que prima la competitividad y premia a los mejores.
Y con alegría recibo la noticia de una iniciativa del
gobierno español que va a llevar a primar a los mejores y penalizar a los
peores con el proyecto piloto de pagar incentivos a los funcionarios en España.
La DPO (Dirección Por Objetivos) en la Administración Pública, algunos pensamos
que no lo íbamos a ver nunca. Lo que ocurre que, en este caso es a la inversa,
el premio consiste en que no te quiten salario. En fin, las curiosas maneras
que tenemos en España de motivar.
Mientras tanto, y fíjense la diferencia, en Estados Unidos
estudian incentivos para cuerpos específicos de funcionarios. Esta vez
incentivos en el propio sentido de la palabra, es decir, pagar un plus a
aquellos que, según los resultados obtenidos, lo hayan hecho mejor. Suena
lógico, tanto, que en realidad es una regla en todo el sector privado y nos lo
inculcaban desde pequeños cuando un mayor esfuerzo y estudio nos llevaba a
mejores notas en el colegio. En la empresa privada es impensable que el
comercial que más cobre sea el que menos haya vendido, por ejemplo.

Nosotros quitamos recursos a los profesores, aumentamos la ratio de alumnos por clase y les bajamos el salario, fantástico coctel molotov
para meter en el aula. No hay que ser astronauta para pronosticar un aumento de
la tasa de fracaso escolar. Y lo que es más inquietante, ¿qué sociedad estamos
construyendo?
Tomamos medidas para salir del paso, para ahuyentar la
sombra de una quiebra técnica del sistema, que contribuyen también a meternos
en un pozo ciego que hipoteca y estrangula el futuro. Sin querer ser
apocalíptico, empieza a darme miedo hacia donde nos llevan.
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