Solo
hay una cosa peor que tomar el BOE como lectura de fin de semana y es
preguntarse dónde está el límite de la lealtad. Me refiero a la de los señores
De Guindos y Sáez de Santamaría. El viernes rayaron el fondo. En la rueda de
prensa tras el consejo de ministros, entiendo que por lealtad al gobierno,
engañaron de manera consciente a los ciudadanos.
Porque
nos han engañado, porque nos toman por gilipollas, imbéciles y borregos. Porque
poco tiene que ver lo que anunciaron el viernes con las reformas reales aprobadas
en el consejo de ministros. De vez en cuando se les escapa algún reconocimiento
de las barbaridades que están cometiendo, el ministro de economía lo reconocía
a media voz “A corto plazo este esfuerzo por reducir el déficit puede reducir
la actividad”
Hablaron de una pequeña bajada de la base de cotización a partir del sexto mes y en realidad están criminalizando al parado cuando dicen que el ministerio “podrá suspender el abono de las prestaciones por desempleo cuando se aprecien indicios suficientes de fraude”. Si, indicios suficientes, sin que se requiera probarlo. No hablaron los ministros de la desaparición del subsidio para los menores de 55 años ni la rebaja en las indemnizaciones que pagará el Fogasa entre otras restricciones.
Medidas para luchar contra el fraude, para evitar una buena vida de subsidiado alega el gobierno. Mientras, un número demasiado alto de españoles le dan su verdadera dimensión al verbo pedir, ese que conjuga demasiado mal con la palabra dignidad.
Los
parados criminalizados y marginados, los que aún conservan el empleo llevan mal
camino también. El cuerpo de funcionarios puede ser uno de los colectivos más
visibles para los medios de comunicación y la ciudadanía, los recortes que
están sufriendo en sus retribuciones y en las propias condiciones de trabajo
nos resultan notorias y ciertamente familiares, pero más gris es la situación
del empleado de la empresa privada, y sin embargo es uno de los más castigados
de facto en los últimos años.
A
las bajadas de salarios, la pérdida de beneficios sociales, el aumento del
horario y el empeoramiento generalizado de las condiciones de trabajo hay que
unir el retorno de prácticas empresariales que se pensaban enterradas, esas que
anulan vacaciones, esas que expulsan a las chicas en edad de ser madres, esas
que llenan el pasillo de amenazas veladas y no tan veladas, esas que pueden
resumirse en un “esto es lo que hay”, o un “te jodes”, o un “si no te gusta ahí
está la puerta”.
Conozco
sectores y puestos donde el descenso de la retribución económica es superior al
50%, además de no poder pasar gastos de transporte, haber suprimido los tickets
de comida, incluso tener limitado el uso del móvil o el papel en la oficina.
Son demasiados los que tienen reflejado en la frente el lema ese de que hay que
aguantar, que cualquier cosa es menos mala que estar en casa sin saber cómo
hacer para pagar los recibos y la hipoteca.
Hace
meses que estoy sorprendido de la capacidad de aguante, paciencia, tolerancia,
incluso, por qué no decirlo, de sumisión que estamos teniendo los españoles. Es
cierto que la maquinaria propagandística funciona, y cala el mensaje de que son
medidas necesarias, ingratas para todos, pero absolutamente necesarias.
No
os lo creáis, de verdad, sed críticos, existen otras fórmulas, otros caminos,
otras vías de generación de riqueza en un país con un potencial físico y humano
increíble, precisamente ese que estas medidas de mierda se están cargando a
base de limar la confianza de manera generalizada.
El
jueves hay que salir a la calle, hay que expresarse de manera pública. Y
también, el resto de los días hay que tomar partido, hay que decirles que se
están equivocando, que ese no es el camino. Todos podemos cada día empujar un
poco. Empecemos por decirles que no queremos a mentirosos como gobernantes:
Gobierno Dimisión!!!
1 comentario:
Enhorabuena Antonio
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