miércoles, 18 de julio de 2012

Vivir en un pueblo amnistiado


Puede que el titular sea excesivo, pero la vida también lo es. Desde hace unos días, desde el sábado que se publicó en el BOE la reforma de la ley de costas, ahora llamada, “Ley de Protección y UsoSostenible del  Litoral”, Isla Cristina tiene el dudoso honor de estar en la lista de los diez núcleos amnistiados por dicha ley.
Amnistía, según el diccionario de la lengua española es “Olvido legal de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores”, o sea, que Isla Cristina, o sus autores, cometieron algún delito que el gobierno actual tiene a bien olvidar. Y yo, que me tengo por isleño, rápidamente empecé a preguntarme que semejante vileza habrían cometido mis antepasados para que ahora el gobierno les de por perdonarles.
Según la ley publicada el sábado, Isla Cristina pertenece a una privilegiada lista de diez enclaves españoles que acaban de dejar de ser de dominio público marítimo-terrestre. No hay informe técnico que explique por qué, tampoco que tienen en común esos diez enclaves y no otros (También están la ría de Punta Umbría, la barriada del Palo y el Pedregalejo de Málaga, El puerto de Santa Pola, Rocafel en Alicante, Oliva en Valencia, la Playa de Aro, Empuriabrava y Formentera).
Amnistiados de la ley en definitiva ya es oficial. La siguiente pregunta entonces que debo hacerme es sobre si eso es malo o bueno. Dado que es una ley de protección y uso sostenible del litoral, sólo por el titulo, debo pensar que es malo pues quizás la exclusión de la ley quiere decir que en Isla Cristina y los otros 10 puntos ya no es necesario o es mejor no llevar a cabo esa protección y uso sostenible del litoral. O sea, a priori la amnistía es un privilegio.
Para no quedarme en el título, profundizo en el texto de la ley, compruebo que es la reforma de la ley de costas y que el ministro Arias Cañete, como avisó hace meses y empecinado él, ha conseguido llevar a la práctica. Estudio la ley y compruebo que salvo, la muy bien deletreada por la ministra portavoz, “cláusula antialgarrobico”, el resto del texto es realmente triste para el litoral pues concede de facto una prórroga de 75 años más a las construcciones ilegales del litoral, permite la compraventa de viviendas ilegales en el litoral, ofrece menos protección al reducir la servidumbre en las rías, permite más industria, deja a juicio de los ayuntamientos los planes de urbanización en la costa, excluye del dominio público las dunas artificiales y las dunas muertas (eso es medio Doñana), excluye del régimen de dominio público a las salinas y las plantas de acuicultura, se permite la actividad y la ampliación de los chiringuitos, incluso define diferentes tipos de playas. Concluyo que el título de la ley es una tomadura de pelo en si misma.
El casco urbano de Isla Cristina y el Caño del Cepo han quedado excluidos de la ley, amnistiados, y no le son de aplicación sus preceptos de la norma, es un “núcleo tradicional al que no se le había dado respuesta”, ha dicho el secretario de estado de medio ambiente. Tampoco se bien a lo que se refiere el Sr. Ramos porque no era yo consciente de que se hubiese estado esperando una respuesta más allá del consabido revolcón que se ha llevado el último PGOU isleño en los tribunales.
Siempre consideré una virtud eso de que mi pueblo estuviese al borde del mar, presumía de ello y era uno de los principales atractivos que encontraban mis oyentes cuando les hablaba de Isla. Ahora es un casco urbano amnistiado, es decir, el gobierno no va a demolerlo en los próximos 75 años. Supongo que, en contraposición, a algún insensato con cierto poder se le había ocurrido hacerlo. Menos mal que está el Sr. Arias Cañete para protegernos, ¿aún no tiene calle en el pueblo? Ya estamos tardando.

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