Año de secar fuentes
El sabio refranero español dice de Septiembre que es el mes que seca las fuentes o arrastra los puentes. Este año parece, salvo que los próximos días lo remedien, va a ser de secar fuentes.
La situación se presta a muy libres interpretaciones del refrán, porque no son pocas las fuentes de todo tipo de las que deja de manar agua, y porque no son pocos tampoco los puentes que corren riesgo de derrumbarse y aislar las dos orillas que ahora unen.
Pero no, me referiré ahora al sentido literal del refrán y es que acaba el año hidrológico más seco en muchos años, y las cenizas de los fuegos requieren de algunos días de llovizna para que el terreno se asiente, antes que una lluvia torrencial que arrastre las tierras.
Y los agricultores y ganaderos ansían humedad para sus cultivos, para su ganado, pues lo único que faltaba era tener una mala cosecha y que se perdieran más cabezas de ganado de las que ya se han perdido. El sector primario, no olvidemos sigue siendo el alma de un amplio segmento de la población española. Y el sector agroalimentario español, ese motor económico que tan bien está resistiendo muchos encontronazos con la crisis, no necesita pataditas en la espinilla.
Esperemos que no venga aún nadie hablando de novedosas medidas hidráulicas. Es necesario más que nunca optimizar los planes y sistemas de regadío y utilizar la ganadería extensiva de la forma que se ha hecho tradicionalmente, lo que ha permitido prosperar a los pastores y ganaderos a la vez que ha permitido una magnífica gestión forestal en amplias zonas españolas.
Que septiembre no seque fuentes, que no se lleve puentes, pero que las escasas lluvias nos sirvan para reflexionar primero y actuar a continuación. El agua sigue siendo el bien más preciado.
La situación se presta a muy libres interpretaciones del refrán, porque no son pocas las fuentes de todo tipo de las que deja de manar agua, y porque no son pocos tampoco los puentes que corren riesgo de derrumbarse y aislar las dos orillas que ahora unen.
Pero no, me referiré ahora al sentido literal del refrán y es que acaba el año hidrológico más seco en muchos años, y las cenizas de los fuegos requieren de algunos días de llovizna para que el terreno se asiente, antes que una lluvia torrencial que arrastre las tierras.
Y los agricultores y ganaderos ansían humedad para sus cultivos, para su ganado, pues lo único que faltaba era tener una mala cosecha y que se perdieran más cabezas de ganado de las que ya se han perdido. El sector primario, no olvidemos sigue siendo el alma de un amplio segmento de la población española. Y el sector agroalimentario español, ese motor económico que tan bien está resistiendo muchos encontronazos con la crisis, no necesita pataditas en la espinilla.
Esperemos que no venga aún nadie hablando de novedosas medidas hidráulicas. Es necesario más que nunca optimizar los planes y sistemas de regadío y utilizar la ganadería extensiva de la forma que se ha hecho tradicionalmente, lo que ha permitido prosperar a los pastores y ganaderos a la vez que ha permitido una magnífica gestión forestal en amplias zonas españolas.
Que septiembre no seque fuentes, que no se lleve puentes, pero que las escasas lluvias nos sirvan para reflexionar primero y actuar a continuación. El agua sigue siendo el bien más preciado.
Comentarios
Esperemos que las previsiones se equivoquen y podamos pasear, por fin, por una sierra verde y de "olores húmedos"...