lunes, 29 de octubre de 2012

Dedicar atención a las soluciones


Aprendo mucho de los empresarios, me enseñan muchas cosas la gente de empresa. Llevan impreso en el ADN el concepto de mejora continúa, y para mi es digno de elogio.

Hacer cada día la tarea mejor, optimizar los recursos, alcanzar la mejor rentabilidad posible, mayor calidad, mayor satisfacción del cliente y del resto de grupos de influencia de la empresa es un reto que los mueve a diario.

Para alcanzarlo están dispuestos a derrumbar sus esquemas para volverlos a construir, las veces además que resulte necesario. Reorganizan procesos, modifican la combinación de factores utilizados, alteran los pasos dados, los mensajes lanzados a la clientela, negocian con proveedores, investigan, estudian, integran innovaciones tecnológicas, lo que resulte necesario. A veces asumen como propio lo innecesario. Todo, con el objetivo de hacer que su organización sea cada día mejor, que se acerque paso a paso a la excelencia. Más y mejor con menos, esa es la clave.

Y lo consiguen, claro que lo hacen, con esfuerzo, ahínco y sacrificio, el resultado bien lo merece.

Creo que esta dinámica, válida y contrastada en el mundo de la empresa es válida para cualquier entidad y ámbito de actuación. También para los estados, también para la sociedad en su conjunto. También para las carreras profesionales individuales, claro.

Hablando en términos macro, me resisto a creer que no se pueda mejorar la situación de los españoles hasta que el PIB no crezca al menos durante dos trimestres seguidos. Hay fórmulas, hay vías, hay áreas de mejora. Pero primero hay que saber reconocer que pueden ser posibles y tener la humildad de reconocer errores y emprender camino de nuevo.

El empresario, el directivo, tiene un estupendo esquema de pensamiento. Dedica más tiempo y atención a las soluciones que a los problemas. Empecemos por ahí.

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