jueves, 29 de noviembre de 2012

Tirar una generación a la basura


La profusión de EREs en las empresas españolas se ha cebado con los empleados de más edad. Esto, además de ser una experiencia traumática va camino de convertirse en un error absolutamente desastroso para el sistema.
Efectivamente, en los despidos masivos en las empresas, un colectivo prioritario para su salida ha sido y sigue siendo los trabajadores más antiguos, los de más edad y a los que se les pide que se acojan a jubilaciones anticipadas. Sin embargo es un hecho que los trabajadores más jóvenes son incapaces de asumir inmediatamente dichos puestos, además, según la Organización Internacional del Trabajo, “es una evidencia que las políticas que promueven la jubilación anticipada no han generado puestos de trabajo para los grupos de menor edad”.
El futuro próximo se prevé peor. Hoy la realidad es ya suficientemente cruda, y junto al 52,34% de tasa de paro juvenil, es necesario recordar que los parados de 55-64 años han pasado del 9,86% al 28,33%, situándose en la actualidad en su máximo histórico conocido. Añadir que de ellos, el 65% lleva ya más de un año intentando encontrar empleo.
Los dramas personales y familiares en ese tramo de edad suelen resultar más agudos, normalmente cabezas de familia con personas y responsabilidades a su cargo, y con un riesgo de exclusión definitivo del mercado laboral realmente preocupante. Un menú, harto desagradable está servido.
Para el conjunto de la sociedad, una fatal consecuencia es la amputación social, la anulación de toda una generación que puede encontrarse en una de las etapas más valiosas de su vida, en uno de los momentos más lúcidos, positivos y rentables de su ciclo y al que de manera indirecta estamos todos renunciando.
Hace demasiado que conocemos que nuestra pirámide poblacional se está invirtiendo y seguimos sin hacer nada,  no es que no se pueda, otros países de nuestro entorno tienen programas específicos. Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos cuentan con medidas específicas de incentivación del empleo e inserción profesional para estos colectivos que funcionan además, extraordinariamente bien. En España apenas contamos con unos irrisorios incentivos fiscales en caso de contratación laboral y la realidad es que los parados de más de 45 años han tenido que organizarse de manera autónoma y por iniciativa privada y colectiva.
A la expulsión de trabajadores de mayor edad en los sectores primarios, a los despidos masivos en sectores industriales se le siguen sumando despidos en sectores de servicios como son los recién anunciados despidos masivos en la banca y que volverán a hacerse, mucho me temo, apoyándose de manera excesiva en prejubilaciones.
La brecha social que estamos abriendo es traumática para los que lo viven en primera persona y sangrante y despilfarradora para los que estamos delante o detrás. Estamos cavando un agujero en el camino de la sociedad que no vamos a conseguir tapar ni con las peores de sus consecuencias.

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