Somos distintos, los hombres y las mujeres tenemos
diferencias. Las mismas han llevado a innumerables reflexiones, y lo siguen haciendo, ocupando tiempo del pensamiento individual y colectivo, muchas páginas. En cierta medida se encuentran en la base de la mayor parte de
las culturas, civilizaciones y sociedades.
A veces todo parece tener sexo, salvo la ilusión.
“Al final, la ilusión no tenía sexo, a pesar de que la
humanidad se hubiese encargado de dividir en dos grupos a los seres. Por un
lado, los hombres, con su fuerza y pragmatismo, sus manías y su control, su
severidad y su practicidad, y por el otro, las mujeres, con su ternura y
comprensión, con su capacidad de entrega y sacrificio, con su sensibilidad y su
bondad”, Ángela Becerra.


Al hombre, el punto se le coge desde la propia cocina, casi desde el principio. De la
mujer sólo se sabe cuando todo está hecho, servido ya en el plato.
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