Imagino a los consejeros en torno a la gran mesa de
reuniones, y al presidente inaugurando el braimstorming a la voz de: "no
la consideréis descabellada, cualquier idea vale".
Hoy el consejo de gobierno de la Junta de Andalucía tiene
una reunión con un único punto en el orden del día: el empleo, aunque en
realidad deberían decir frenar el desempleo, porque la degradación del modelo
social y económico se acerca hacia su punto de ruptura.
Esperemos que en la nota de prensa tras la reunión aparezca
algo más que la consabida sarta de reproches hacia el gobierno central y
remarcar la evidencia de que la reforma laboral que ya ha cumplido un año no ha
tenido ningún efecto. En realidad, tanto gobierno andaluz como central ya lo
sabían. Ni España ni Andalucía crecen en PIB en términos netos, y con el modelo
político-económico actual, eso tiene como inevitable consecuencia la
destrucción de puestos de trabajo. La solución no pasa por la flexibilización
de las reglas del mercado laboral, en ese plano las medidas solo tienen un
efecto maquillaje.
Porque la verdadera raíz del desempleo no se encuentra en
los incentivos a los contratos de trabajo o la reducción de los costes de
despido sino en la dinamización del propio mercado, y hoy, las empresas
andaluzas se encuentran con las manos atadas: el consumo interno va a ralentí y
carecen de la financiación necesaria que les permita abordar mercados externos.
Desde luego el gobierno andaluz puede hacer muchas más cosas
de las que está haciendo. Tanto en su ámbito de actuación como reclamándolas
más allá de lo que son sus competencias.
En el terreno de la oferta, ha quedado ya en evidencia el
error garrafal de habernos quedado sin un sistema bancario de financiación
propio, que podría en estos momentos aportar financiación y liquidez a
empresas, evitando su asfixia. La Junta de Andalucía puede fortalecer sectores
productivos emergentes y con un alto potencial: la implantación de un modelo de
generación y consumo energético propio basado en energías renovables aportaría
empleo, mejoraría la balanza por cuenta corriente y generaría empleo estable. Creer
que el futuro del turismo pasa por incorporarle el apellido de sostenible,
apostando por nuevos productos y servicios asociados a la conservación de los
importantes valores naturales y que desestacionalizaría la demanda ampliaría
nuestra profundidad de gama en la oferta turística a nivel internacional. Emprender
mejoras en los sistemas de suministro y uso de energía y agua, como la
rehabilitación de viviendas, la mejora de eficiencia energética en edificios e
instalaciones técnicas, la mejora del sistema de regadíos reduciría la
necesidad de insumos y tendría un efecto positivo duradero en las arcas
públicas y privadas.
Un reciente estudio de Rurápolis para la Fundación Botín
y la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente ha puesto en evidencia que una de
las principales barreras al emprendimiento son “los excesivos o complejos
trámites administrativos”. La respuesta política que optimice el cuerpo
administrativo de las entidades públicas se hace urgente. Es un verdadero lujo
no ser competitivo por cuestiones que dependen exclusivamente de nosotros.
Claro que el gobierno andaluz puede ofrecer respuestas y
soluciones, porque las hay. En realidad tiene la obligación de hacerlo, y
cuanto antes mejor, el pueblo andaluz, después de un importante esfuerzo
durante muchos años no puede ralentizar su paso, no puede relegarse al vagón de
cola, sería imperdonable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario