viernes, 8 de marzo de 2013

El optimismo no me sale al ver cifras y previsiones


Las tendencias de opinión apuntan hacia el optimismo. Es cada vez más extendida la idea de que las ponencias de los economistas deben mostrarse en la senda de trasladar alegría y tranquilidad. La cuestión es que, la crueldad que a veces encierra cada dígito de las estadísticas, hace compleja dicha tarea.

En estos momentos, la clase media en Europa corre serio peligro de desaparecer, se presenta un panorama en el que los jóvenes sin estudios superiores, los que tengan la suerte de trabajar, van a ser mileuristas durante muchos años.

Pero como hay que sacar a flote los datos buenos, políticos y economistas hablan en estos días de que la economía mundial va a crecer en este 2.013 un 3,5%, no está nada mal es cierto. Lo que se dice menos es que ese crecimiento está cada vez peor repartido.

Gracias al crecimiento del mercado mundial, se espera que España también comience a crecer en 2.014 en términos de PIB. Tampoco nos dicen que eso lleva implícito que la sociedad española va a seguir sufriendo pérdidas sociales a la vez que los periódicos comiencen a anunciar las mejoras económicas. Porque la explicación está en el modo en que se sale de la crisis, volviendo a entenderla como situación macroeconómica.

Las empresas españolas aumentan su volumen de negocio, hacen crecer el PIB, pero lo están haciendo a costa, sobre todo, de las exportaciones, y es que nuestra balanza comercial por cuenta corriente no para de mejorar, cada vez vendemos más en el extranjero. Descontado el balance energético (lastre impenitente de unos 30.000 millones de euros), existe ya un superávit en la balanza comercial de 15.000 millones de euros.

Al aumentar de esta manera la cifra de negocio de las empresas hace que eso no se traduzca en positivo en términos de empleo. Por cada millón de euros que aumenta la facturación una empresa española, si lo hace en territorio nacional, genera, por término medio 15 puestos de trabajo, pero si ese crecimiento se debe a su implantación en el exterior o gracias a las exportaciones, los puestos que se crean son únicamente 2.

Esta tendencia puede llevar a la paradoja de que las cifras macro comiencen a despuntar, empiece a decirse que la crisis está superada cuando en realidad el empleo y el consumo interno se recupere de una manera especialmente lenta. Y los dramas personales y familiares sigan reproduciéndose en cada bloque de vecinos.

Mientras tanto, como dice el gobierno, seguimos haciendo nuestros deberes, seguimos ganándonos la credibilidad y la confianza de Bruselas, a costa de qué, pues a costa de sacrificar salario real. El coste laboral unitario está bajando en España y eso está haciendo mejorar la productividad. Esta mejora competitiva nacional se debe a dos motivos fundamentales: las empresas están produciendo igual o más con menos gente, y a la vez las empresas están introduciendo innovación y tecnología en todos los procesos.

A ello ha contribuido claramente la reforma laboral que ha llevado las cifras de desempleo a cotas históricas, y también la minoración de los resultados empresariales. Se estima que menos del 40% de las empresas españolas obtendrán beneficios en el ejercicio 2.012.

En cualquiera de los casos, el sacrificio mayor vuelve a estar en la clase trabajadora, el dato es significativo, por primera vez las rentas del capital han superado en este país a las rentas del trabajo.

Y las diferencias van a seguir acentuándose en los próximos meses: los parados de larga duración siguen creciendo de manera vertiginosa, los que aún tienen la suerte de trabajar lo harán de manera cada vez más dura y por menos compensaciones, y las empresas encuentran una única salida, vender productos y proyectos en otros países. Hay unas cifras que anuncian la evolución del PIB y son los índices de producción industrial, las últimas actualizaciones de los mismos inquietan a cualquiera, sigue cayendo la actividad productiva de este país.

Resulta ser difícil ser optimista cuando las previsiones son tan nefastas, y porque la verdadera catástrofe país en la que nos encontramos es que los que gobiernan siguen manteniéndose en la tesis de que es lo único que pueden hacer. Lejos de ser un tópico, va siendo hora de que los que mandan, bajen a las trincheras, pisen la calle y comprueben lo que está pasando, muchas de sus tesis actuales se evaporarían.

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