Lo importante es el gesto, lo que aporta valor y nos
diferencia de otras tantas especies es la capacidad de ir más allá de lo
evidente. El gesto que ha tenido la Peña Las Macetas al donar el premio
conseguido en los pasados carnavales a obra social, aunque no permite solucionar
grandes problemas, se convierte en un contundente gesto ejemplarizante.
Como decía en esta misma página hace unos días, los datos
que se manejan no son nada optimistas, y ello puede hacer, me temo que va a
hacer que el deterioro de la situación social y económica de demasiadas
familias empeore. En el momento en que las opciones se agotan, los recursos no
llegan, los ahorros se acaban, la moral también se desborona, y son ya muchos
los que en esa situación, desorientados, no saben a quién acudir.
Por eso, cuando se tiene la oportunidad de actuar, aunque
sea de una manera humilde, merece la pena hacerlo, porque cuando otros asideros
se caen, la importancia de las acciones solidarias, de civismo, de empatía,
casi de compañerismo, se hacen extraordinariamente significativas. De otro lado,
cada vez sentimos más cerca que podríamos ser nosotros los que nos encontremos
en esa situación si un golpe del destino nos golpea y nos aturde.
Desde aquí mi pública y sincera gratitud a los integrantes,
a los amigos de la Peña Las Macetas. Algunos de ellos, al pedirme la máxima discreción
con este asunto, no han hecho sino alimentar mi desobediencia. Creo que es
importante que se sepa, no porque se busquen medallas, al contrario, toda la
operación de gestión y reparto de alimentos y productos de primera necesidad se
ha hecho con la máxima celeridad y reserva posible, sino porque estas
iniciativas tienen que ser sabidas por todos.
Debe conocerse no por el afán ni búsqueda de notoriedad,
sino porque el gesto, la acción hasta ahora casi anónima debe conocerse por
todos, para que cunda, para que no perdamos esa necesaria sensibilización que
nos permite vivir en convivencia, para que tengamos siempre presente que cada
uno de nosotros, desde nuestro sitio, desde nuestras posibilidades siempre
tenemos cerca la opción de ayudar, y es fundamental que lo hagamos.
La gente, la “toa wena” gente de la Peña Las Macetas ha
podido experimentar en estos días lo que ya dijo Séneca hace mucho “Es tan
grande el placer que se experimenta al encontrar un hombre agradecido que vale
la pena arriesgarse a no ser un ingrato”. Así pues, mi reconocimiento y mi
gratitud.
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