Utilizamos a lo largo del año, casi una vez y media de lo
que la Tierra es capaz de producir. El crecimiento económico ha ido muy por
encima del crecimiento productivo durante bastantes años gracias al mercado
financiero. En algunos enclaves la situación ha llegado a una situación de
ruptura, debido a la focalización de la rentabilidad en artículos y servicios
que excedían en gran medida su valor real. Todos conocemos este hilo
argumental, en realidad lo vivimos cada día.
Lo que resulta necesario a continuación recalcar es que la
ruptura se produce porque no hay posibilidad de maniobra, no hay alternativas,
no hay opciones, actividades alternativas que se conviertan en salvavidas de la
economía y la sociedad, con dogmas estrictos establecidos, no hay margen, el
domingo lo decía el presidente portugués.
En el ámbito andaluz, se ha sesgado la actividad empresarial
de manera superlativa hacia sectores que no le proporcionan autonomía, la
interdependencia de otras comunidades, de otros sectores, de otros intereses la
condicionan, y si alguno de ellos se residente,
arrastra con el a sectores auxiliares, el empleo y en última instancia
el consumo y la calidad de vida.
En el último año (De Febrero de 2.012 a 2.013), de los 26
sectores económicos que analiza el Instituto Andaluz de Estadística, 20 han
perdido volumen de actividad. El sector de alimentación, un área muy
inelástica, ha caído en este período en Andalucía un 5,4%. El descenso del
consumo en alimentación solo puede tener como respuestas el descenso
poblacional o el empobrecimiento de la misma.
El modelo de crecimiento competitivo que nos ha traído hasta
aquí evidencia en estos meses sus limitaciones, debe servir de experiencia y
aprendizaje, la riqueza que se genera de manera rápida es también volátil e
inestable. La cultura del codazo y el pisotón en el mundo empresarial, alentada
por esa carrera hacia el dinero tiene las patas cortas, es la ley de la selva
en su versión más cruel.
El entorno macro necesita de una lectura micro. En el día a
día las empresas deben entender que, paradójicamente, hoy mejor ventaja
competitiva no están en competir sino en cooperar. Sólo una visión integrada de
la generación de valor y distribución de la riqueza permite el progreso de
todos los agentes de la sociedad, el único que se sostiene a largo plazo.
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