lunes, 22 de julio de 2013

Impuesto revolucionario playero


Ir en coche a la playa tiene un sobrecoste en los días de sol y tumbona. Al combustible y gastos habituales, es necesario añadir en verano el euro que alguien te pide en el acceso a la zona de parking.

Cierta indumentaria a modo de uniforme, una riñonera y un talonario, lo identifican como el área móvil de peaje. Se le entrega la moneda, y adiós muy buenas, ya puede procederse a buscar un sitio, si es posible a la sombra.
Cierto que es necesario gestionar y ordenar el tránsito y parada de tan alto número de vehículos, y cierto que si puede aprovecharse la situación para recaudar fondos para una buena acción, para una organización que suma a la sociedad, la oportunidad está ahí para aprovecharla. Pero cuidado con cruzar la delgada línea entre servicio e impuesto.
Las condiciones de la playa de Isla Cristina, ya hoy algo excepcionales, permiten que se llegue a la playa dejando el coche en una magnífica zona de arboleda, fundamentalmente un pinar costero de incalculable valor ecológico, para, a continuación cruzar ya a pie el cordón dunar antes de llegar a la orilla.

Dianas para práctica de tiro
en la zona de El Campamento

La presión humana que en estos días soportan pinar, dunas y franja marítima es enormemente superior a la que el ecosistema es capaz de soportar por si solo, y está comprobado que si no se obliga al usuario, el respeto brilla por su ausencia. Un ejemplo, hace unos días, un conductor me pidió ayuda para sacar su coche atrapado de la arena. Le ofrecí llamar a la Guardia Civil desde mi teléfono. Le  avisé que probablemente lo multarían por acceder con el coche a una zona de acceso restringido. El conductor me dijo que continuase mi camino.

Todos queremos disfrutar del campo y la playa, pero cuando llegamos, lo creemos nuestro, incluso menos que nuestro porque lo pisamos, estropeamos, ensuciamos, quemamos sin compasión. A veces creo que, ni tan siquiera con un policía detrás de cada bañista lo haríamos bien.

La gestión de los accesos a la playa es una excelente oportunidad para trabajar en la prevención de incendios, el deterioro del ecosistema y la preservación de lo que nos queda para el disfrute de los que vengan detrás. Todos debemos contribuir a ello, y parece que es necesario recordar que: hay que aparcar en zonas delimitadas, echar las basuras a la papelera, ir y venir por los caminos marcados, no arrancar plantas ni capturar animales…..

Y si alguien aún no quiere darse por enterado solo, los otros debemos recordárselo, la policía debe recordárselo y también para eso pueden estar aquellos que piden el euro en los aparcamientos y que de alguna manera deben responsabilizarse del uso de ese espacio público compartido que en realidad están gestionando durante los días de verano. No, no pueden limitarse a pedir el dinero y desear buen día, también deben, y así debería exigírselo el ayuntamiento: controlar y delimitar las zonas de parking, mantener en buen uso las papeleras y otro mobiliario urbano, tienen que velar por un uso respetuoso del medio. En definitiva tienen que cumplir y contribuir a que otros cumplan las normas.

El euro que entrego cada vez que voy a la playa me sabría mucho mejor si pudiese comprobar que sirve para todo eso. La sensación contraria es dolorosa, tengo la impresión de estar pagando un impuesto revolucionario playero.

Aún queda verano, y esperemos que otros muchos. En Isla Cristina tenemos en este aspecto un importante área de mejora que sin duda agradecerá el pueblo, los visitantes, y hasta la playa.

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