Por qué Siria si y Somalia no?

O por qué no Burundi, Camerún, Congo, República Centroafricana o Sudán, o Libia, Colombia o Birmania, Chechenia o Armenia? .... Las llamadas Guerras Olvidadas son demasiadas.

 Será que la industria armamentística lleva un par de años sin una guerra de primer nivel? Será que el precio del petróleo había bajado mucho? Será que con Egipto no se puede? Será que hace falta decir quién manda en el mundo?

 Por qué Rusia se opuso en primera instancia y después cambió de opinión? Por qué algunos países europeos han ido a rebufo con unas horas de diferencia de los comunicados estadounidenses? Por qué parece que España en esta ocasión no necesita posicionarse hasta que todo esté decidido?

Como si de un lento elefante se tratase, la maquinaria de guerra ha ido moviéndose al cobijo de los flashes que explotaban todos en la cara de los políticos mientras ellos se acercaban al mediterráneo oriental, retranqueaban los gatillos, afilaban los filos de sus navajas y se untaban con pinturas de camuflaje.

Reduciéndolo todo al absurdo parece que se está jugando a aquello de ver quien la tiene más larga. Ese tipo de juegos en el que los participantes reconocen de su absurdo desde el principio. Lo que pasa es que, en este caso, las consecuencias son muchos cadáveres esparcidos por el suelo, a veces los muestran las cámaras, en la mayoría de los casos no.