jueves, 7 de noviembre de 2013

A soñar!


En primera persona y en presente discurren siempre los sueños. Sólo cuando despiertas y tomas distancia disgregas realidad y ficción.

Ambas nunca terminan de desconectarse y ocupamos mucho pensamiento en valorar cuanto de lo soñado es irremediablemente imaginario y qué parte puede llegar a cumplirse.

Personajes de ficción y grandes científicos se han ocupado y preocupado por ello. Albert Einstein, por ejemplo, decía que “La realidad no es otra cosa que la capacidad de engañarse que tienen nuestros sentidos”, y  Freddy Krueger consiguió hacernos creer que era posible traer a la realidad el temor más profundo.

No podemos olvidar a Sigmund Freud que consiguió, él primero, y que después otros muchos de los sueños un medio de vida. Decía, “Cualquiera que despierto se comportase como lo hiciera en sueños sería tomado por loco”.

Mucho del disfrute de la vida lo encuentro en la actitud hacia los sueños. Algunos temen soñar, otros se muestran indiferentes, como si no fuesen parte de su vida. A unos pocos nos encanta hacerlo y los hay incluso que están deseando refugiarse en sus sueños.

Uno de mis poetas favoritos vuelve a hablar de los sueños como si de vida real se tratasen:

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