Si consiguiese desprenderme y anular todo lo vivido y
conocido, toda la experiencia, todo el saber, si además limpiase mi
pensamiento de todo los principios, valores, afinidades, prejuicios, verdades y
directrices, y me convirtiese en una especie de ET de mente pura y esponjosa.
La situación política en Andalucía me parecería apasionante.
Una presidenta que sólo ha mamado de la teta del partido
y de repente habla de socialcomunismo. Un principal partido de la oposición descabezado
sin remedio. Un partido de cogobierno con un líder que sólo tiene la i en su
nombre como palo que nadie quiere aguantar. Unos magenta que intentan
mimetizarse con el rojo y albero de la fiesta más indígena. Unos nacionalistas
que bastante tienen con perseguir a su sombra. Y además de ellos, varios millones de ciudadanos, calificados de sumisos por el profesor
Arenas, que observan angustiados como se les va rápidamente por la alcantarilla
los derechos y bienestares que tanto sudor, años y sangre ha costado
conseguirlos.
El panorama es tan apasionante como impredecible porque
mientras cada uno de los que debería actuar se mira el ombligo, la situación se
va a pique y cualquier chispa puede ser un gran detonador. Los desahucios han
sido un aviso si lo comparamos con las montañas que puede mover el hambre.
El ciudadano andaluz es de izquierdas porque es solidario
y porque siente la necesidad ajena como propia, sólo hace falta que tome
conciencia real de ello. Cuando eso ocurra y se propague, el ninguneo se
acabará y muchas opulentas barrigas jugarán al juego de la silla. El silbato de
comienzo está más cercano de lo que muchos quieren creer.
Más que temor, el futuro incierto me resulta apasionante
porque puedo participar de él, puedo contribuir a construirlo y estoy dispuesto a asumir mi cuota de
responsabilidad. Y tu?
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