sábado, 22 de febrero de 2014

Caldo andaluz


Una agradable primero, y después, a lo mejor, inolvidable velada, es digna de ser regada con un gran caldo.  Un buen vino puede hacernos disfrutar intensamente de unas magníficas carrilleras, por ejemplo. La elección del vino es pues una decisión crucial, puede determinar el éxito o fracaso del día.

Como muletillas aprendidas, los poco expertos, tenemos en memoria dos o tres marcas, dos o tres referencias a las que recurrimos constantemente cuando el camarero nos pide que elijamos el vino. Desde muy adentro, desde muy abajo, llegado el momento, recurrimos casi en exclusiva a dos opciones, o reconocer nuestro desconocimiento y pedirle que nos recomiende, o como si fuésemos todos hinchas de un gran equipo, respondemos: un rioja o un ribera.

Cierto que la fama es merecida y que, en general los caldos que por ahí hacen son exquisitos. Hay en toda la Rioja Amplia y en la Ribera del Duero enólogos y bodegueros que conocen muy bien su oficio, pero si nos circunscribimos a las consabidas muletillas, estamos, por defecto relegando al olvido a tantas otras ubicaciones geográficas, a tantas otras bodegas y profesionales que son dignos de elogio.

Cual Quijote, tengo emprendida una pequeña cruzada con el ramo de la hostelería andaluza en defensa del vino andaluz. Porque a pesar de lo que creáis, en Andalucía la cultura vitivinícola es milenaria, aquí también hay buen vino: de Jerez, Manzanilla, Montilla, Málaga, Condado de Huelva,…., Y desde hace unos años, donde las técnicas de cultivo y fermentación se han revolucionado, también en esas y otras comarcas hay espumosos, rosados, tintos … Lamentablemente, aún demasiados andaluces desconocemos este hecho.

Y digo cruzada porque es absolutamente de postal la cara que se les queda a algunos camareros cuando, tras consultar la carta, se le pregunta, ¿qué vino andaluz tenéis?

Pedir vino andaluz  es la fórmula más expresa de ayudar, defender y enaltecer un sector que necesita todo nuestro apoyo como consumidores. Dinamiza la economía, genera empleo, favorece el comercio local, conserva cultura y tradiciones, y, de paso, nos permite disfrutar de unos vinos excelentes.

En las estanterías de los supermercados empiezan también a verse, como con tantos otros productos, mirando la etiqueta podemos sorprendernos a nosotros mismos y a nuestros invitados, además están a unos precios muy asequibles. Colocad un par de botellas en vuestra alacena.

Os invito a probar, a sumaros a la idea. Es una fórmula de ganar ganar, y además, os encontraréis con gratas sorpresas, os lo garantizo.

No hay comentarios: