Suelta de palomas, campanas al aire, el PIB de la eurozona
se ha comportado mejor de lo previsto en el último trimestre, contamos con una
variación intertrimestral del 0,3% gracias a los motores alemanes y franceses.
Las mismas cifras macroeconómicas, como la buena literatura,
puede dar lugar a grandes piropos y alegrías o a hirientes críticas, algo así
como los discursos de las noches postelectorales. Pero las cifras son las que
son y la situación también es la que es. Mantener cierta distancia de
cualquiera de los discursos nos otorga una visión enriquecedora.
Las cifras se han comportado mejor de lo previsto, y como la
propia expresión indica, los datos han superado una estimación que algunos
listos hicieron hace unos meses. En otras palabras, si en su momento nos
fijamos unos objetivos prudentes, si somos cautos en las pretensiones, es el
mejor camino para garantizar el éxito. Mejor de lo previsto, si, pero aún lejos
incluso de lo que a ellos mismos les gustaría. No olvidemos que el pensamiento
neoliberalista está encerrado en considerar que si no se crece por encima del
1,5% no se crea empleo. El último 0,3% me parece, digo yo, alejado de esa meta,
aún faltaría multiplicar por cinco el resultado.
Un segundo aspecto. El peso específico de Alemania y Francia
puede maquillar otros resultados más llamativos como el importante crecimiento
de Irlanda y Rumanía o el decrecimiento de Finlandia y Grecia o la situación de
catarsis de España, Italia o Suecia. En definitiva, metiéndolo todo en un gran
saco, las estridencias se suavizan.
Mientras se mantenga superpuesto el objetivo del crecimiento
imponiendo el modelo de industrialización que a determinadas oligarquías
interesa, países como España seguirán penalizados y la situación a pie de calle
seguirá siendo dura hasta rallar lo cruel.
Mientras se siga defendiendo a boca llena la economía
globalizada escondiendo criterios de interdependencia, se seguirán alimentando
los desequilibrios territoriales y sociales.
No podemos dejar que nos digan que la cosa va bien con estas
cifras. Perseguir a la desesperada el crecimiento es una carrera suicida para
muchos, España entre ellos. Jactarse en la globalización pero imponiendo un
modelo que beneficia solo algunos, machaca a los otros.
La Eurozona según Eurostat puede haber tenido un
comportamiento a finales del 2.013 mejor de lo previsto, si, pero eso no
significa, ni de lejos que vayamos bien. No encuentro motivo ninguno de
satisfacción. No suelten tan rápido las palomas que a lo mejor no tienen donde posarse luego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario