martes, 4 de febrero de 2014

Migración y oportunismo


Algunos etólogos consideran que las especies migratorias son oportunistas. A pesar del alto coste que soporta la especie, el beneficio que obtienen los que llegan, son altísimos. Pero el ciclo migratorio, es un comportamiento aprendido, según estos expertos, para desplazarse allí donde hay mejor clima, más comida y menos competencia por el hábitat. Eso, comportamiento oportunista.

Vencejo Pálido (Fot: Todor Todorov)

Ahora que el ciclo migratorio nos devuelve a golondrinas y vencejos, a cucos y carracas, a aguiluchos y alimoches, a chotacabras y búhos chicos. Ahora que vuelven los triunfadores del ciclo migratorio con algo más de experiencia, resulta interesante ponerles encima el prisma crítico del oportunismo.
No han tenido que soportar los rigores y penurias del invierno, vuelven plenos de vitalidad y con el plumaje renovado para disfrutar de la primavera y cumplir con su ciclo reproductivo. A cambio del esfuerzo del viaje, retornan como unos privilegiados.

Mirarlos así, como oportunistas, como privilegiados alimenta la envidia de los que no podemos hacerlo, en el fondo puede que no sea más que eso.
Tachar de oportunistas a las especies migratorias es frivolizar un aprendizaje de cientos, miles de años. La migración es uno de los fenómenos naturales más maravillosos y cautivadores que existen. Ahora que las golondrinas vuelven a los patios y los vencejos a las calles, no está mal mirarlos desde el prisma del triunfo avalado por una colectividad de siglos.

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