Unos pocos se reúnen. Lo que hablan y deciden afecta a
muchos. Hoy ocurre eso en Davos. Es el World Economic Forum Annual Meeting que
se celebra en Davos, si, en Suiza.
Algunas personas y entidades pegan codazos por estar, hay
otras que, aunque invitadas, deciden no asistir. No están de acuerdo con los
esquemas, los procedimientos de trabajo y decisionales. Defecto de forma: No
están todos los que son.
Puestos encima de la mesa numerosos informes, documentos,
análisis desde el ámbito macro. Intermon Oxfam ha extraído algunos datos, ha hecho
algunos números: En 2010, las 80 personas más ricas del mundo poseían 1,3
billones de dólares, en 2014, la riqueza de las 80 principales fortunas era ya
de 1,9 billones de dólares. En términos nominales la riqueza de esas personas
se ha duplicado en los últimos cinco años.
Según Intermon, en 2016 (el año que viene), el 1% más rico
de la población poseerá el 50% de la riqueza total mundial. La desigualdad ha
dejado de ser un concepto relativamente abstracto para convertirse en una
marabunta que sólo trae en el petate aridez y desolación.
La desigualdad, ya no es una cuestión de áreas geográficas,
ni siquiera de países. Deja de hablarse de la dicotomía Norte-Sur, Oriente-Occidente.
La desigualdad tiene su dominio a nuestro alrededor, donde quiera que estemos.
La desigualdad se encuentra en cualquier calle, barrio, pueblo o ciudad de
cualquier región y país.
Las medidas macroeconómicas tomadas por demasiados gobiernos
en los últimos años han puesto la presión sobre las rentas del trabajo y las
personas que se pensaban clase media. Esas que, se están sabiendo hoy pagadores
de los errores cometidos por otros.
Demasiados sistemas fiscales presionan al trabajador por
cuenta ajena muy por encima de otras actividades y rentas, se grava sobremanera
el consumo y la adquisición de bienes de consumo habituales. Es hoy una
realidad creciente la situación del trabajador que se encuentra por debajo de
los umbrales de la pobreza. Extraño mundo en el que no te llega para vivir
dignamente con la retribución por tu trabajo.
Con la excusa de mantener la viabilidad de los servicios
públicos, con una nefasta visión socioeconómica de conjunto ni de perspectiva
estratégica, la riqueza se ha estado generando en la parte del trabajo y se ha
ido traspasando al capital. Lo explica muy bien Piketty, el resultado lo evidencia
Intermon.
La polarización de la tenencia de la riqueza está ampliando
el escalón entre pobres y ricos. El escalón intermedio se está quedando
despoblado, son miles los que tienen que reconocer hoy que considerarse clase
media era sólo una ilusión óptica. El despertador, la mesa, el frigorífico, el
bolsillo los devuelve a la realidad. La visión se hace cruenta si tenemos el
valor de reconocer que tras un 7 o un 4 de la estadística y la macro, se
encierran un Juan, una Lola, un Alberto en la micro.
Las realidades particulares, cada vez más diferentes, hacen
que nos cueste más comprender, nos sintamos menos identificados con los otros.
La polarización de la riqueza puede traer a primer plano de nuevo la lucha de
clases. Ese conflicto social que algunos situaban ya en los libros de historia.
El poder económico está hoy en QuitaVos, como decía ayer,
magnífica, Maruja Torres (espero no se cumpla). El crecimiento de la
desigualdad es evitable si se ponen en marcha acciones macropolíticas
coordinadas como la reforma de las políticas fiscales, la desaparición de los paraísos
fiscales, la responsabilidad global sobre los recursos, la supervisión de las
multinacionales,…,. Hay opciones y estamos a tiempo si se asume la
responsabilidad.
Cojo una idea de Concha Caballero que hoy seguro hubiese
escrito,hablado sobre esto. Los dirigentes en Davos deben asumir su responsabilidad y
demostrar hoy que, al menos un poquito, sienten como propio el dolor ajeno.
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